La iniciativa Bizilagunak volvió a permitir a todo el que se quiso animar conocer de primera mano y de una manera distendida otras culturas, otros lugares… y en muchos casos sin moverse de la propia mesa. Como sucede todos los años con la dinamización de Amher, y Hernani cuenta con un especial arraigo en esta actividad, familias o amigos migrantes y autóctonas se reunieron para comer y charlar por medio de Bizilagunak.

En el caso de Buruntzaldea superaron el número de 20 las comidas desarrolladas, con más de 200 participantes. Buena parte de ellos de Hernani, pero también de Lasarte-Oria, Astigarraga y Zubieta. Tal y como se hace todos los años, sobre las 13.00 horas llevaron a cabo un acto de apertura de esta fiesta gastronómico-cultural en la Plaza de los Gudaris el mismo domingo, reuniéndose buena parte de los que luego participaron en las comidas. Allí se leyeron textos en distintos idiomas, haciendo referencia a la necesidad de formar comunidad todos juntos, para cantar una canción al son de una guitarra en los arkupes de la Casa Consistorial y realizarse una foto grupal en las escaleras de la parroquia San Juan Bautista.

Luego ya llegó el momento de acudir a los puntos en los que iban a tener lugar las comidas. La fórmula se repitió con respecto a otros años. Una de las dos partes, en la mayoría de las ocasiones, acoge en su domicilio a la otra. Realiza la labor de anfitrión y comparten mesa y mantel aprovechando la ocasión para conocer el uno del otro. «Es una manera de eliminar barreras, de destruir los prejuicios muchas veces existentes sobre otras culturas», afirman algunos de ellos. Una iniciativa que consideran «enriqucedora» ya que permite acercarse a realidades que de otra manera es imposible hacerlo. Es lo que se dio el domingo entre familias en Buruntzaldea, pero también entre algunos grupos de jóvenes.