Trump prepara su versión más extrema si es reelegido

La Razón, Mamen Sala, 20-11-2023

Donald Trump está tan convencido de que ganará las próximas elecciones presidenciales que ya está perfilando su agenda política. Se segundo mandato llegaría más extremo y desafiante que el anterior, con el convencimiento de que pase lo que pase él es de nuevo la víctima de un complot político ideado por los demócratas para quitarle su derecho a dirigir Estados Unidos.

Su reciente retórica recuerda cada vez más a los días previos al asalto al Capitolio y por si fuera poco en sus eventos precampaña no deja de repetir que los 91 cargos criminales que enfrenta tienen un culpable, su oponente demócrata, el actual presidente Joe Biden. Le culpa de ordenar su acusación y de estar detrás del periplo legal que enfrentará el próximo año por al menos cuatro estados del país.

«No creo que nunca haya habido una oscuridad en torno a nuestra nación como la que hay ahora», aseguró el exmandatario en un encuentro con sus fieles en Dakota del Sur. Porque aquí él es la gran víctima, y el problema no es que miles de personas tomaran por la fuerza la sede democrática del país el 6 de enero del 2021, sino que la ley le exija responsabilidades a él por ello. «Es realmente una amenaza a la democracia mientras pisotean nuestros derechos y libertades todos los días del año».

Frente a una gran multitud, Trump hizo toda una declaración de intenciones asegurando que si es elegido presidente pondrá a su fiscal general a trabajar enseguida para que investigue a sus oponentes políticos.

El líder republicano está sacando toda la artillería pesada en esta precampaña adelantada. Acusa directamente a los demócratas de permitir una «invasión» de migrantes en la frontera sur del país. Asegura que él acabará con esta situación si vuelve a la Casa Blanca y propone una operación de deportación masiva. Además, prohibirá viajar a países musulmanes, y en materia de comercio impondrá altos y estrictos aranceles de hasta un 10% para la mayoría de los bienes importados. Revocará las visas de estudiantes con «simpatías yihadistas», e impondrá un «examen ideológico» a los inmigrantes, además de poner fin a la ciudadanía por nacimiento.
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Son todas ideas que auguran un proceso complicado porque algunas son inconstitucionales de base y seguramente recorrerán un largo camino en los tribunales del país.

La edad del demócrata Biden también es objetivo de los ataques de Trump. El republicano que su octogenario contrincante que este mes cumple 81 años no tiene la energía suficiente para asumir las tareas de su cargo. Su hijo, Hunter Biden, será blanco perfecto de acusaciones. Trump ha visto en esta cuestión un buen filón, y no va a dejar pasar la oportunidad. Además, el público parece apoyarle, según una encuesta de CNN el 61% de los estadounidenses creen que el presidente estuvo involucrado en los turbios negocios de su hijo, por los que ha sido investigado, a pesar de que, de momento, nada en las investigaciones apunta a esa teoría.

China también está en la agenda del expresidente. Trump promete eliminar poco a poco la dependencia que el país tiene de algunas importaciones asiáticas y prohibir que sus empresas se instalen en territorio estadounidense. En política exterior, el republicano siempre ha asegurado que si el fuera presidente la invasión de Ucrania por parte de Rusia nunca habría ocurrido, el exmandatario asegura que está del lado de Israel en el conflicto de Oriente Próximo, y apoyará a Benjamín Netanyahu en su intento de «destruir» a Hamás.

La incesante lucha del partido demócrata contra el cambio climático podría peligrar si Trump gana las elecciones. Lo primero que ha dicho que hará es volver a salir del Acuerdo de París sobre el cambio climático y decir adiós a las ayudas e incentivos que Biden ofrece por el uso de energías renovables. Trump propone eliminar el Departamento de Educación y ser él quien decida qué estudian las nuevas generaciones. No quiere ver mascarillas en las escuelas y menos que se obligue a los estudiantes a vacunarse. Eso sí, en un país en el que conviven cientos de religiones los estudiantes de las escuelas públicas estarán obligados a rezar. Para los traficantes de drogas, mujeres y niños pide la pena de muerte sin contemplaciones, y en cuanto a las miles de personas sin hogar que habitan las calles del país, no las quiere a la vista y ha propuesto construir para ellos tiendas de campaña en terrenos baratos a las afueras de las ciudades.

Trump también se ha impuesto a golpe de ataques e insultos a cualquier candidato que se atreva a rechistarle. Sus propios contrincantes para las primarias ni siquiera le tose y dentro su propio partido, aunque saben lo que implicarían cuatro años más de política trumpista, van a dejar que así sea por miedo a perder los millones de votantes que arrastra el exmandatario. Todos son conscientes de que a Trump ni los suyos lo pueden controlar. Es un caballo salvaje que no atiende a reglas o razones y eso presenta unas futuras elecciones presidenciales de lo más movidas con una retórica feroz, el «motor de su poder político», apunta el periodista y analista político Stephen Collison, que es «fundamental para su atractivo político» y es la base de «su método para construir poder».

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