Crítica de cine Crítica a
'El viejo roble': La bonita solidaridad
Diario Vasco, , 20-11-2023a, si cumple su nuevo anuncio, última película que filme el británico Ken Loach es puro Ken Loach. O sea, cine que se mueve entre el corazoncito sentimental y la conciencia de clase.
Quizás todo sea una cuestión de distancia. Si el espectador ve ‘El viejo roble’ a lo lejos y sin mayores cuestionamientos, encontrará una bonita historia sobre la mala acogida a un grupo de refugiados sirios en una zona deprimida de Inglaterra. Por qué tenemos que ayudarles si no les conocemos ni les entendemos. Y, poco a poco, el milagro de la solidaridad que surge entre la gente local, herederos de los viejos tiempos de la mina ya cerrada y su lucha, con quienes tuvieron que dejar su país y se sienten a la intemperie. Gente de a pie y doliente por distintos motivos que se une, qué bien.
Valoración
Datos
Así, sin entrar en más matizaciones, ‘El viejo roble’ (o ‘The Old Oak’, nombre del pub donde se centra la acción) luce bonita, con el oficio de dos veteranos, el realizador Ken Loach y el guionista Paul l Laverty, con la autenticidad de sus actores no profesionales y sus historias personales, ese propietario de un pub que quiere hacer lo correcto, su reflejo de parte del catálogo de injusticias de nuestro mundo y con la confortable lagrimilla que produce la esperanza. No es de extrañar que recibiera el Premio del Público en la Seminci de Valladolid.
El problema surge si el espectador se acerca más, si analiza la propuesta. Encontrará ahí, en una historia que se pretende realista, grandes dosis de impostura. Que todos los refugiados sirios sean buenos y encantadores (incluso si le dan a uno una paliza en el instituto). Que los británicos sean o bien racistas xenófobos sin remedio o bien acogedoras buenas personas. Que la realidad se pula hasta no mostrar sus matices y su maldita gama de grises.
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