Bizilagunak

Citas para compartir mesa y cultura

51 familias guipuzcoanas compartieron con sus vecinos de origen extranjero alrededor de una mesa vivencias, anécdotas y cultura gastronómica en una nueva cita organizada por SOS Racismo

Diario Vasco, Verónica Melo, 20-11-2023

Tienen aguacate, piña y mango, pero aquí saben más suave, mucho más suave que en mi país», comenta Daisy Castillo, una nicaragüense que lleva 15 años en Gipuzkoa. «Creo que es el calor, que le da más intensidad a los sabores». Trabaja como interna desde que llegó y se ha recorrido buena parte del territorio como cuidadora. «No me ha faltado trabajo». Junto a ella está su amiga Dubi Cuadro, de Colombia, también interna. «Yo vine hace 15 años, tengo aquí a mi hija y tres nietos», dice orgullosa. Ambas han llegado juntas a casa de Patricia Iturria y Arkaitz Arocena en Irun, con un tupper en la mano. A ella la conocen de vista, «de algunos grupos en los que nos ayuda»; a él se lo acaban de presentar. Es la primera vez que los cuatro participan en Bizilagunak, la iniciativa de SOS Racismo que reúne a familias autóctonas con vecinos de origen extranjero alrededor de una mesa.

«He traído camote, un postre típico de diciembre que en Nicaragua hacemos con batata, que ustedes llaman boniato. Lo preparamos para la celebración de la Purísima, a primeros de diciembre», explica Daisy. A Dubi no le ha dado tiempo a preparar nada. «Demasiado trabajo», se excusa. Enseguida Patricia, la anfitriona del encuentro, sale a su encuentro. «No hace falta, lo importante es que compartamos este rato».

No han empezado a comer y la conversación fluye. Sobre la mesa hay embutido variado y la pareja irundarra, «bueno, Arkaitz es de Orereta», explica Patricia, tiene ya todo listo para ir sirviendo. «Hemos preparado empanadillas de langostinos, sopa de gallina y pollo, merluza en salsa verde y torrijas».

Daisy aprendió a cocinar «cosas de aquí con Arguiñano», a Duby le costó hacerse a la tortilla de patatas
Como ellos, 51 familias en Gipuzkoa compartieron mantel con vecinos llegados de otros países. En total, en Euskadi participaron en la iniciativa 1.600 personas. «Me invitaron a tomar parte desde SOS Racismo, y no me lo pensé mucho. En realidad dije sí y luego le comenté a Arkaitz que ya teníamos plan para este domingo», cuenta Patricia. «Me parece una buena idea, es una manera de conocer otras personas y otras costumbres».

Daisy y Dubi también se estrenan en la actividad. «Siempre tenía trabajo y no encontraba la oportunidad», explica la colombiana, que presume de ser de Barranquilla «¡como Shakira! Ahora todo el mundo al menos ha oído hablar de mi lugar natal, aunque no creo que sepan mucho más», ríe.

Su pasado en Gipuzkoa es uno de los primeros temas de conversación . Atenta a todo lo que se comenta y pendiente de que nadie se sienta incómodo está Paola Sierra, dinamizadora del encuentro, que enseguida comprueba que todo fluye. «Es duro dejar tu país, y sobre todo cuando dejas niños pequeños allá», explica Daisy. «Lo más difícil fue poder traerme a la hija de mi hermano porque su mamá murió en el parto y el papeleo fue muy complicado. Ahora todo está bien, y mis dos hijas están plenamente integradas en Gipuzkoa».

«Es una buena forma de conocer otra gente y sus culturas», dicen Patricia y Arkaitz tras participar por primera vez
Los choques culturales son otra fuente de conversación, aunque las dos reconocen ante sus anfitriones que se han adaptado «a todo». La tortilla de patata fue de las cosas que más le costó a Dubi, «la veía poco hecha y me daba para atrás, ahora ya bien cuajada me la como»; los txipirones en su tinta «me gustaban de sabor pero ese color negro… No está hecho para mí. Pero si hay algo que me gusta es el tomate de Hondarribia, está muy rico pero ha subido mucho de precio», se lamenta al mismo tiempo que surge el tema de la carestía de la vida. Daisy reconoce que aprendió a cocinar cosas de aquí «gracias a Argiñano, no me perdía un programa».

En cuanto mencionan las arepas o la fruta del dragón Patricia y Arkaitz confiesan su devoción por las gastronomías de otras tierras. «Nos gusta la tinta –por lo tatuajes que los dos tienen en sus cuerpos– y la comida, nos gusta probar otras formas de entender la gastronomía», cuenta Patricia, que cada comida que mencionan sus invitadas hace un gesto de deseo de poder probarla.

En Villabona y en Donostia
En Villabona, a casa de Olaia, Jon y Aitor se acercaron Ernest y Efe, donde disfrutaron de un menú fusión Nigeria-Euskadi: sopa okro, con fufu y ogbono, aguacate aguacate, tortilla de patatas y arroz con verduras. De postre no faltó la tarta manzana, de queso , cuajada y queso Idiazabal.

En Donostia tres universitarias, Cristina Marrodan, Ivonne Márquez y María Murrieta, abrieron sus puertas a la familia procedente de Perú formada por Fancundo y Arantza Casas con Lara Gil como dinamizadora. La propuesta culinaria incluía ensalada,refrescos de Chicha morada, causa Alimeña rellena, tortilla de patata y cruassanes con chocolate.

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