Al menos 17 inmigrantes subsaharianos murieron en Mauritania a causa del hambre y la sed sufrida durante una penosa travesía de más de veinte días a bordo de un cayuco en el que trataban de alcanzar las costas de las islas Canarias. Los cuerpos de once de los fallecidos fueron lanzados al mar por sus compañeros de viaje. El drama fue dado a conocer por la Gendarmería de Mauritania, en cuyas costas fue interceptada la embarcación tras varios días a la deriva y con las vidas de sus ocupantes a merced del calor y las olas. Cuatro de los tripulantes arribaron a puerto en pésimo estado de salud y murieron después en un hospital.

La barcaza había partido el pasado mes desde Senegal con 97 personas a bordo rumbo al archipiélago canario. Según explicó el director de la policía de Nuadhibu, ciudad norteña donde acabó su viaje, los indocumentados “murieron de hambre y de sed, mientras que el resto bebió agua del mar para sobrevivir”.

Once cuerpos sin vida fueron arrojados al mar durante la travesía por otros ocupantes del cayuco, explicaron a la policía mauritana los supervivientes. Otros dos cuerpos fueron encontrados dentro el cayuco cuando era conducido a tierra el pasado miércoles, y cuatro más, que llegaron con vida, fallecieron poco después de ser ingresados en un hospital de Nuadhibu, tras ser desembarcados en pésimo estado de salud. Al principio, la policía habló de 16 muertos, pero la Media Luna Roja mauritana elevó esa cifra a 17.

Un portavoz de este organismo explicó que la embarcación llegó a estar muy cerca de la costa canaria –de hecho, según su relato, habría sido detectada por el servicio español de vigilancia costera– pero una avería en su motor la dejó a la deriva. Las olas la empujaron primero hasta las proximidades de Cabo Blanco, en el Sáhara Occidental, y después más al sur, hacia Mauritania. Según su relato, los extranjeros habrían sufrido también la explosión de una bombona de gas que llevaban para calentar la comida a bordo. Al fin, fueron interceptados por una patrullera de la Marina mauritana.

Menores de edad

Ayer, continuó el goteo de extranjeros llegados a Canarias a pesar de la puesta en marcha del despliegue de la agencia de la UE para el control de su frontera exterior (FRONTEX), que de momento no vigilará las costas de Senegal por no haber llegado aún a un acuerdo con las autoridades de ese país.

A primera hora de la mañana, la Guardia Civil detuvo a ocho marroquíes, siete de ellos menores de edad, cuando deambulaban por la playa de Arinaga, al sureste de la isla de Gran Canaria. Cerca de la playa donde fueron detenidos fue hallada una embarcación, que podrían haber usado para llegar hasta allí.

Las fuerzas de seguridad y la Cruz Roja atendieron por lo menos a 260 inmigrantes que llegaron al Puerto de Los Cristianos (Tenerife) a bordo de tres cayucos. El primero llegó a Tenerife durante la madrugada del viernes con 103 personas, en buen estado de salud, a bordo. El segundo arribó al mismo puerto con 78 inmigrantes, entre ellos 3 menores. Poco después llegó otro cayuco con 79 inmigrantes a bordo. Esta embarcación fue avistada por un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate y posteriormente fue interceptada por una patrullera.