Las mamás de esos chicos
La Voz de Galicia, , 13-11-2023legaron al amanecer a Sanxenxo 54 de los miles de inmigrantes irregulares que ponen pie en Canarias. Es fácil imaginarse a hombres hechos y derechos, capaces de sobrevivir ocho días en un cayuco en el mar. Pero la realidad es otra. Son solo unos chavales; rapaces que miran el móvil y se tapan la cabeza con sudaderas con capuchas como hacen los de aquí, y que en algunos casos no llegan a los veinte años. Es esa juventud tan marcada, esa sonrisa permanente que lucen, quizás pensando que todo será fácil en la tierra prometida, la que te lleva a sus madres. Las imaginas en África pensando en qué será de sus chicos. ¿Lograrán reponerse de esa rotura del alma que supone meter a tu chaval en una patera en la que tiene tantas o más opciones de morir que de vivir? Quizás ellos se lo pinten bonito a través del móvil. Pero dudas de que logren engañar a sus instintos maternales, que seguramente ya se angustian pensando en que, tras la acogida en un hotel a pie de playa, estos muchachos abrirán los ojos y se darán cuenta de que empezar de cero en otro país solo tiene un nombre: supervivencia. Y que la batalla ganada de cruzar el mar bravo es solo el principio de su lucha. Las imaginas rezando a su Dios. Te acuerdas entonces de tus abuelas, que también eran de rezar. Una nunca dejó de llorar por los hermanos y el hijo que se fueron a América y con los que tardó décadas en reencontrarse. La otra emigró a París dejando a su hija atrás y al tiempo tuvo que volver a por ella para no enloquecer. Vuelves a las madres de esos chicos negros y una urgencia se te impone. Necesitas abrazar a tus hijos. Rodearlos con tus brazos y, rezando sin rezar, dar gracias de que hayan nacido aquí y ahora.
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