Muertos de hambre por un sueño

-Diecisiete inmigrantes fallecen de inanición tras varios días a la deriva

La Razón, 12-08-2006

Madrid – Salieron de Senegal el pasado 26 de julio. Sabían que el viaje era
arriesgado, pero la miseria les espoleaba sin piedad a lanzarse al inmenso
mar en busca de un futuro mejor, en pos de un sueño que no llegaron a
alcanzar. Al cayuco se subieron 95 personas con un largo viaje por
delante. Las cosas iban bien, avanzaban tranquilamente, el mar les
permitía navegar sin grandes sobresaltos. Cuando la proa de la embarcación
ya enfilaba la isla de Lanzarote, fue detectada por una lancha de
seguridad.
   En el cayuco cundió el nerviosismo, el miedo se apoderó
del patrón del barco y decidió dar la vuelta, enfilar de nuevo al punto
desde el que huían para no cargar con la culpa de una mafia inhumana. En
ese giro, algo falló en el motor y al poco, el cayuco se quedaba tirado a
la deriva en medio de la nada. Llevaba dos días así, sin rumbo, cuando fue
detectado al norte de las costas de Mauritania. Pero ya no estaban todos
dentro del bote. Al parecer, una explosión a bordo, posiblemente porque
alguien estaba cocinando, empujó a lanzarse al agua a la mayoría. Las
autoridades mauritanas encontraban ayer once cadáveres en el agua y otros
dos en los restos de la embarcación. Otros cuatro inmigrantes fueron
trasladados a un hospital, donde murieron. Los once hallados en el agua
habían muerto de hambre y sed. Aunque ni siquiera está claro si no
murieron en cuanto explotó la embarcación, o si la deflagración se produjo
por un escape de combustible. Pero eso carece de importancia, porque su
destino fue al final el peor que podían soñar.
   Más suerte
tuvieron otros 158 hombres que como ellos cruzaron el mar en busca de las
Islas Afortunadas. Y de nuevo el puerto de Los Cristianos, en Tenerife,
recogió los cuerpos exhaustos de los inmigrantes, que viajaban a bordo de
dos cayucos. El primero transportaba a 78 subsaharianos, entre los que se
encontraban tres menores. El segundo, otros ochenta.
   Al mismo
tiempo, la Guardia Civil detenía a en una playa del municipio de Agüimes,
en Gran Canaria, a otros ocho inmigrantes que al parecer habían llegado en
una patera no localizada.
   Toda esta oleada de cayucos que está
llegando al archipiélago canario ha desbordado ya a los centros y
albergues habilitados para acoger a inmigrantes. En sus habitaciones no
cabe nadie más, por lo que un millar de indocumentados han sido
trasladados desde las islas a otras comunidades autónomas como Andalucía,
Madrid, Murcia o la Comunidad Valenciana.
   Por último, mientras
Canarias asume por encima de su capacidad las oleadas de inmigrantes, la
agencia europea de gestión de fronteras exteriores de la Unión Europea
(Frontex) ha decidido gastar 3,2 millones de euros de su presupuesto de
2006 con el objetivo de cofinanciar una operación marítima conjunta para
luchar contra los flujos migratorios hacia las Islas Canarias.
   

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)