El Ayuntamiento de Barcelona cree que las principales pandillas latinas que actúan en la ciudad, Latin Kings y Ñetas, han dejado de crecer desde los inicios del proceso de legalización, en noviembre del año pasado. Josep Maria Lahosa, responsable de Prevención del ayuntamiento y artífice de la conversión de estas pandillas en asociaciones legales, dijo que estas agrupaciones juveniles “se han estabilizado” y estima que han dejado de ingresar nuevos integrantes a los grupos, posiblemente por el desencanto que puede producir en algunos adolescentes el fin del secretismo de estas agrupaciones.
“El Cuerpo Nacional de Policía nos ha informado de que estima que en Catalunya hay unos 800 jóvenes que pertenecen a este tipo de agrupaciones. Creemos que esta cifra se ha mantenido durante los últimos meses”, explicó Lahosa.
El ayuntamiento también juzgó conveniente que la policía continúe su trabajo de vigilancia en los lugares que son frecuentados por estos jóvenes. Lahosa dijo que una disminución en el control policial sería contraproducente porque algún integrante podría cometer delitos.
“Cualquier grupo que haga uso intensivo de las plazas y calles debe ser vigilado, entre otras cosas, para evitar que otros ciudadanos no disfruten de los mismos espacios. Los incidentes de Sabadell con los skin heads ocurrieron, en parte, porque hubo relajación policial”, explicó.

LOS ÑETAS INICIAN TRÁMITES
El ayuntamiento reanudará en las próximas semanas sus contactos con los Ñetas para continuar con el proceso que los lleve a la legalización, como ha ocurrido con los Latin Kings. Lahosa advirtió de que el ayuntamiento pondrá un plazo para que los jóvenes redacten y presenten sus estatutos, puesto que no admitirá más retrasos de los que ha tenido esta agrupación debido a diferencias entre sus líderes y al reciente cambio de mando producido en la agrupación. “No podemos continuar de manera indefinida con este proceso y tendremos que evaluar si hay voluntad de llevar adelante el trabajo”, afirmó.

SIN LUGAR FIJO
Los Latin Kings y los Ñetas no tienen lugares fijos a los cuales asistan de manera reiterada en Barcelona. A diferencia de los países latinoamericanos, donde se apropian de parques y plazas, se mueven en distintos lugares para evitar conflictos con la policía.
“Aquí tienen algunos espacios que son más emblemáticos que otros, pero no montan peleas callejeras por el territorio, como en otras ciudades”, explicó Lahosa.
El ayuntamiento considera que el proceso de normalización de estos grupos fue posible porque sus integrantes en Barcelona no son tan violentos ni van tan armados como los de los países latinoamericanos.