«Para toda la vida»: Los menores que llegan en cayuco a El Hierro ni consideran regresar
El centro de acogida de Valverde se ha convertido para los menores migrantes, en una suerte de hogar, y muchos ya se han integrado en la sociedad del pequeño municipio, de apenas 5.000 habitantes
Canarias 7, , 18-10-2023El director del centro de acogida para menores migrantes de Valverde, en El Hierro, Antonio Arencibia, asegura que los jóvenes que están bajo su atención tienen claro que el proyecto migratorio que emprenden al subirse a un cayuco y cruzar el Atlántico en busca de una vida mejor en Europa «es para toda la vida» y no consideran regresar a sus países.
Este centro de acogida, gestionado por la ONG Quorum Social 77, se ha convertido para decenas de menores no acompañados que han llegado a la isla en los últimos meses en una suerte de hogar, y muchos ya se han integrado en la sociedad del pequeño municipio, de apenas 5.000 habitantes.
Arencibia explica, en una entrevista, que, pese a ello, «la mayoría de ellos muestra inquietud por salir de las islas», sobre todo de El Hierro, puesto que «ellos mismos notan que tiene su limitación». La meta, para el 80 %, es Francia.
Antonio Arencibia.
Antonio Arencibia. Efe
«Siempre que se les pregunta cuáles son sus intenciones o cuáles son sus inquietudes: trabajar, trabajar y trabajar (…). Esa es su inquietud básica, aunque siempre hay excepciones, hay niños que vienen y piden expresamente estudiar«, indica mientras algunos de esos jóvenes riegan los jardines de la residencia escolar de Valverde, donde se ha dispuesto este recurso.
Y es que, para ellos, lo más importante es poder enviar dinero a sus familias y, de hecho, no pocos mandan la asignación semanal que les dan para sus propios gastos con el objetivo de ayudar a quienes se quedaron en África.
Muchos de esos padres no tuvieron más opción que llevar a sus hijos hasta la orilla del mar y embarcarlos en una aventura incierta. Pese a todo, entienden cuenta Arencibia que eso es mejor que seguir pasando penurias y huyendo de los conflictos que tienen en la actualidad países como Senegal o Mali.
«Casi siempre es acordado. Es decir, sus familias los animan a que se vengan por muy doloroso que les resulte, pero también hay casos de niños que se vienen sin decirle nada a sus padres, que toman ellos la decisión, no sé cómo consiguen el dinero, pero se montan en un cayuco y se vienen«, relata este educador, quien ha escuchado muchas historias de los chicos.
Los más pequeños, agrega, suelen estar acompañados por sus padres «a pie de playa», quienes «si ven a algún conocido que vaya a hacer la travesía, le piden que cuiden al niño al menos durante el viaje, porque ellos saben que una vez llegan aquí las autoridades se van a hacer cargo de los menores».
«Y si no ven alguien conocido, pues a la primera cara que les despierte confianza, por decirlo así, le entregan a su hijo y le piden que lo proteja«, relata Arencibia.
Tanto en la travesía como una vez llegan al centro de acogida, «se crean vínculos muy fuertes» entre los menores hasta el punto que llega a existir «cierto corporativismo» entre ellos: «Incluso te montan una asamblea para hablar de algún tema en concreto que les preocupe».
El turismo y lo social, posibles salidas
Arencibia también apunta que los jóvenes que quieren formarse piensan, sobre todo, en oficios manuales como la carpintería, la fontanería o la electricidad; pero hay otros que, al irse enterando de la importancia del turismo para Canarias, cambian de idea.
Entonces, muestran interés por el oficio de camarero, cocinero o recepcionista, si bien «tienen prisa por incorporarse al mercado de trabajo», por lo que ven como la opción más rápida una formación en oficios.
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