6.500 kilos es la cifra que marca el éxito de la gran recogida de alimentos no perecederos, realizada por Hotz durante tres días en los dos supermercados Eroski, BM, Cooperativa San Migel y Errekaldeko denda.

La solidaridad oñatiarra ha vuelto a estar a la altura, y la plataforma ciudadana Hotz ha mostrado su agradecimiento a las personas que han donado productos durante la campaña, a los establecimientos que colaboraron en la recogida, a las empresas que les proporcionaron el material y los recursos logísticos, y a todo el voluntariado que estuvo al pie del cañón tanto en los supermercados como en las labores de clasificación y empaquetado.

En Hotz no se cansan de repetir que «sería una pena que por pensar que podemos hacer poco, terminemos no haciendo nada». Y con esa consigna no paran de trabajar porque desgraciadamente, el problema sigue en toda su crudeza.

Con la «gran recogida» realizada el pasado fin de semana, la plataforma ciudadana ha querido volver a poner el foco en los campos de refugiados de Grecia y recordar que el drama de los migrantes continúa.

Los alimentos se han enviado a la ONG Zaporeak que cada día cocina y empaqueta 2.200 raciones y las reparte entre los refugiados del campo de Kara Tepe II, donde viven alrededor de 3.200 personas. Su intención es poder asistir también al millar de refugiados a los que ahora no llegan, de ahí que pidieran públicamente ayuda.

Hotz Oñati recogió el guante y en la campaña realizada el fin de semana en cinco establecimientos se han recogido seis toneladas y media de alimentos (pasta, arroz, legumbres, conservas de pescado, vegetales y legumbres, barritas energéticas y aceite).

Salvamento Humanitario
Algunas de esas barritas y otros 42 kilos donados por Natra Oñati se han enviado también a Salvamento Humanitario, para el proyecto ‘Aita Mari Maydayterraneo’ que acaba de zarpar hacia su undécima misión de auxilio a migrantes en el Mediterráneo, donde este año ha rescatado ya a casi 300 personas.

Hotz suele colaborar la confección de kits de bienvenida individual con ropa, material de higiene y barritas energéticas que las personas que rescatan de la fosa común en que se están convirtiendo las aguas del Mediterráneo, reciben al subirse al barco Aita Mari.

El antiguo pesquero, en el que hay embarcadas catorce personas, ocho profesionales marítimos y seis voluntarios opera en las costas de Italia, Malta, Libia y Túnez, donde se produce un elevado tráfico de migrantes que parten del norte de África hacia las costas europeas.