Del Caribe a Riazor: «Nado todos los días en la playa y acabo de escribir un libro con técnicas de nado para mayores»

Ivonet Lucía Jiménez, de 73 años, llegó de Venezuela a A Coruña hace cinco con su marido, que falleció al mes de cáncer de piel: «Fue muy duro»

La Voz de Galicia, CATERINA DEVESA, 27-09-2023

legó hace cinco años a A Coruña de su Venezuela natal junto a su marido, natural de O Carballiño. «Él enfermó, tenía cáncer de piel y ya lo habían operado dos veces en Venezuela. Decidimos venir a Galicia para ver si aquí había algún tratamiento diferente, pero al mes de llegar falleció», relata Ivonet Lucía Jiménez de 73 años.

La mujer, aficionada a la natación desde su infancia, se enfrentó así a una nueva vida lejos de su país. «El dolor de perder a mi marido fue muy agresivo. Me decía que el tiempo lo cura todo. Tan cierto es que comienzo a dar pasos», dice la mujer, que más que pasos da brazadas, ya que encontró en el grupo Os Golfiños de Riazor una salida. «Yo nado desde niña. Empecé a caminar muy tarde, con tres años, porque tenía las piernas muy débiles. Me diagnosticaron poliomielitis. Mi padre, que era un gran nadador, me llevó a terapias desde pequeña y a los seis años ya comencé a nadar. Al llegar a A Coruña empecé a ir a Riazor y conocí a ese grupo, les pedí unirme y voy todos los días sobre las once de la mañana», explica Ivonet, que tiene a sus hijos cerca. «Yo vivo sola, pero ellos residen en Oleiros. Uno lleva ya viviendo en Galicia 23 años, porque se quiso venir de jovencito, y el otro se trasladó tras la muerte de mi marido. Tengo además dos nietas y dos nietos», dice la mujer, educadora de profesión.

Un manual didáctico

Los primeros días en las aguas de Riazor no fueron fáciles para Ivonet. «Vengo de un país cálido con aguas de buena temperatura y aquí el Atlántico es muy frío, entonces al principio me costó aclimatarme», indica. No obstante, los bajos grados del mercurio no le impidieron continuar con su afición. «En el grupo Os Golfiños de Riazor somos cerca de una veintena, pero a diario venimos unos 12. Luego depende de las condiciones, obviamente si hay temporal no nos podemos bañar. Hay que tenerle respeto al mar. Hoy (por ayer) está juguetón, con olas, y hay que ir con cuidado», expresa Ivonete, que relata sus trucos y consejos para nadar en un libro llamado La natación cambió mi vida.

MIGUEL MIRAMONTES
«La idea surgió a raíz de acudir a una iniciativa de la Fundación Luis Seoane para migrantes con el objetivo de que compartiéramos nuestras culturas, costumbres y demás. Al final del ciclo, teníamos que hacer un proyecto y yo decidí hacer un libro», explica la venezolana, que posteriormente apostó por publicar su obra por su cuenta. «Lo hice yo con ayuda de colaboradores y ahora lo vendo por mi misma», indica Ivonet, que añade que suele llevar un ejemplar en el bolso.

Tres años de estudio

Para escribir el libro, Ivonet dedicó tres años a la observación del comportamiento de los mayores, a los que dirige la obra, nadando. «Vi que aproximadamente un 70 %, no manejan técnicas en los estilos crol y espalda. Existen cuatro estilos en este deporte, pero solo tomé los dos más utilizados a nuestras edades», apunta. Porque para ella es clave que la gente adquiera unos conocimientos básicos. «Elaboré una guía didáctica para los que busca mejorar su salud y su calidad de vida realizando un deporte adecuado a nuestra edad como la natación, por el bajo impacto que tiene. Nunca es tarde para rectificar y mejorar el nado».

«Los mayores queremos sentirnos activos y útiles»
En su libro, Ivonet también invita a los mayores a estar activos. «Creemos que al llegar a edades de personas mayores debemos dejar de producir. Existen diferentes maneras de buscar la felicidad y nuevas metas, ya que queremos sentirnos activos, útiles. Por eso, practicar un deporte de bajo impacto como la natación es una buena salida», dice.

En su libro, la mujer aporta además fotografías sobre el material adecuado para nadar. «Es importante tener un bañador cómodo, un gorro para proteger la cabeza, las gafas de buceo y también chanclas, por higiene en la piscina y la zona de duchas de la playa y también para proteger la planta de los pies, ya que en ocasiones en la orilla del mar hay residuos. También hay que usar tapones para cuidar los oídos», manifiesta.

Además, Ivonet aprovecha su obra para rendir homenaje a su padre, Víctor Jiménez, conocido como Chinito, a través de un texto en el que explica su trayectoria, acompañado de fotografías del hombre. «Era nadador profesional, atravesó el lago de Maracaibo en un reto en el que llevaba las manos atadas para moverse solo con la fuerza de los pies», indica la venezolana, que heredó de su padre el amor por la natación. «Mi padre formó muchos nadadores. Yo soy educadora, aunque no llegué a ejercer ya en España por mi edad y porque no tengo el título convalidado, pero anhelo compartir experiencia y conocimientos, en especial para las personas mayores de 65 años. Para que naden con mejor técnica, mayor rendimiento y menos esfuerzos», dice la venezolana.

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