Decenas de inmigrantes duermen a la intemperie para conseguir turno y renovar su documentación
La reducción del horario en verano causa largas colas que colapsan la comisaría de Patraix
Las Provincias, 09-08-2006Conseguir la tarjeta de residencia se ha convertido en un calvario para los inmigrantes que tienen que acudir a la comisaría de Patraix. Decenas de ellos duermen en la puerta de la comisaría para conseguir el turno que les permita renovar sus papeles. Aun así tienen que esperar horas antes de que les atiendan por la reducción del personal. Las once de la noche. Los primeros inmigrantes se acercan a la puerta de la comisaría de Patraix, en el polígono Vara de Quart, y se preparan para pasar la noche a la intemperie. Hasta las primeras horas de la mañana continuarán llegando otros residentes extranjeros para ser los primeros en la cola..
Su objetivo es conseguir uno de los noventa números que un agente de policía reparte a partir de las siete y media de la mañana para poder acceder al interior de la comisaría y conseguir documentación.
Pero su odisea no concluirá al conseguir el número. La comisaría no abre sus puertas hasta las nueve y algunos de ellos aún tendrán que permanecer en cola durante gran parte de la mañana hasta poder entrar en las oficinas. Y es que al mediodía de ayer aún no se había atendido a todos los que tenían número. Algunos estuvieron ante la puerta de la comisaría más de doce horas.
Estas oficinas son las únicas de toda el área metropolitana de Valenciana por la que tienen que pasar todos los extranjeros, tanto comunitarios como extracomunitarios, para solicitar, recoger o renovar su tarjeta de residencia.
Vacaciones
La causa, según los inmigrantes que estaban ayer en cola o salían de las oficinas policiales tras conseguir la documentación, es la falta de funcionarios por las vacaciones. Sólo cuatro personas atendían las largas colas LAS PROVINCIAS trató ayer de contrastar esta información con la Delegación, quien remitió a la Policía Nacional que tampoco contestó a las llamadas de este periódico.
En cualquier caso, la situación de algunos de los extranjeros que ayer hacían cola era muy desagradable. Giovana, una ciudadana peruana, llegó a las diez de la mañana y la enviaron a una de las dos colas. La equivocada. A la una consiguió, por fin, entrar en la comisaría, pero me han hecho salir por no estar en la cola correcta; ni los policías en la puerta saben lo que tienen que hacer.
Lo más grave es que tuvo que pedir permiso en el trabajo para acudir a la comisaría. Hoy lo tendrá que volver a hacer y recuperar este tiempo en otro momento.
A las dos menos cuarto de la tarde Nadjana, ciudadana rumana, llevaba cinco horas esperando. Esta noche me quedo a dormir aquí para ver si mañana consigo entrar, aseguró.
Y es que a las dos de la tarde en punto se cierran las oficinas y el que no ha entrado se ve obligado a volver al día siguiente si quiere realizar los trámites.
Pero no son cinco horas de atención al público; hay que sumar el tiempo en el que los funcionarios se van a almorzar, resaltó bastante molesta Marisa, colombiana, harta también de esperar.
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