Las fuertes lluvias del viernes y las últimas gotas del sábado por la mañana dieron paso a la feria Ribera, que subraya la relación entre el río Bidasoa y la memoria histórica a través de diversas actuaciones y talleres. Es la cita más importante de arte contemporáneo que tiene Irun y ayer alcanzó su octava edición, en los bidegorris de Santiago-Gal y del parque de oxinbiribil.

La actuación de la feria Ribera de este año –octava edición– que más tiempo va a perdurar es el mural que realizó la ilustradora bilbaína Janire Orduña bajo el puente de la variante, ya que se podrá ver hasta la edición del año que viene, cuando será sustituido por otro dibujo.

Orduña, que empezó su tarea el martes y ayer estaba dando las últimas pinceladas, aseguró que «he querido hacer un paisaje que da alegría y color. Se llama canalizar-crecer, porque aparte de los seres vivos, sobre todo las plantas, he dibujado dos personajes que representan esa sensación da canalizar la vida, la memoria y la historia. Es un poco abstracto en ese sentido».

Un panel gigante invitaba a los participantes a una especie de juego de la oca, mostrando la realidad de los migrantes en tránsito
En cuanto al estilo, «quería poner un poco de color en torno a este río que no siempre trae buenas noticias». A lo largo de la semana ha recibido comentarios porque «por aquí pasea muchísima gente. Todos los días se han acercado personas, normalmente a apreciar el trabajo, a darme ánimos también y la mayoría de comentarios han sido positivos. Destacan la alegría y los colores que desprende el mural».

Juego de mesa gigante
También mucho color, aunque no tanta alegría, tenía el juego ‘Bidasoa, ruta migratoria’, creado por el fotógrafo Arkaitz Saiz y la ilustradora Josune Urrutia y que fue una de las atracciones de la jornada, sobre todo para los más pequeños.

Saiz explicó que «llevo tres años haciendo un trabajo sobre el problema de la migración en este lugar». El año pasado montaron una exposición en el Centro Cultural Amaia y esta vez han propuesto un juego de mesa en formato gigante, una especie de juego de la oca que refleja las dificultades que tienen los migrantes en sus aventuras.

El irundarra se mostró «contento por la acogida que está teniendo nuestra propuesta. Desde que surgió la idea hasta que vemos el resultado final ha habido mucho trabajo y es bonito ver que a la gente le gusta y, si conseguimos que llegue el mensaje, todavía mejor».

Los sonidos de las aves
En el bidegorri de Oxinbiribil, junto a la escultura de las laias, se pudo disfrutar del recital de poesía que ofrecerán Ane Zubeldia y Eider Adeletxe, de Mejillón Tigre. Y justo enfrente, en el bidegorri de Santiago-Stadium Gal, a los sonidos de las aves se sumaban otros muy parecidos, aunque no provenían de los animales, sino de unos artefactos ideados por Irati Inoriza y Juan Guti Vera.

Según este último, «en esta zona hay muchísimas aves distintas, que emiten sonidos diferentes. Hemos hecho una investigación para intentar replicar algunos de esos sonidos. La parte técnica era que el agua y el aire emitieran ruidos que parecieran de pájaros». Contaban con algunos artefactos en el agua, que con esos movimientos estaban todo el rato ‘haciendo música’ y con otros más pequeños en tierra, que utilizaban para saciar la curiosidad de los visitantes.