ernando Clavijo dijo sentirse «dolido y asombrado» ante la falta de previsión del Gobierno de España en política migratoria, con Canarias convertida en un macrocentro de acogida y con unas cifras de llegadas disparadas. En lo que va de año, unas 14.000 personas han llegado en cayucos a Canarias, un 20% más que el año anterior, que también fue desbordante.

Este, que no es un asunto nuevo ni menor, se ha encontrado con una solución siendo muy generoso en el término que más bien es un parche tras otro por parte de los múltiples ministerios implicados en el tema.

Desde el siempre despistado Escrivá, que este asunto le interesa poco, hasta Marlaska, que está en otras guerras, o Robles, que ofrece cuarteles obsoletos como solución a todos los males. ¿Y Sánchez? Ni está ni se le espera. Lo más cómodo es que Canarias sea el epicentro de esta problemática cuyos pronósticos a corto y medio plazo apuntan a un colapso de inciertas consecuencias.

Mientras unos siguen apelando a la solidaridad de otras comunidades para repartir a los migrantes, como si ese deseo fuera a servir de algo, no son pocas las voces que apuntan a que el plan, en caso de haberlo, es que sea Canarias el tapón, habilitar más y más plazas y esperar a que el tráfico descienda, algo que con total seguridad no va a suceder.

En El Hierro, por ejemplo, la tensión es máxima. La saturación de plazas también se está viviendo en Tenerife, Gran Canaria o Lanzarote, mientras las costas siguen recibiendo a multitud de personas que se juegan la vida a diario. Pero todo esto da igual, hay otras prioridades.