EL ARTÍCULO DEL DÍA
EL 'CATALÁN DE LA ESQUINA'
Los inmigrantes de Catalunya dejaron en Cuba su huella en los ámbitos cultural y económico
El Periodico, 08-08-2006XAVIER Febrés
Periodista y escritor
La condición de catalán siempre fue un rango social reconocido en la vida cubana por una razón muy sencilla: la última colonia española acogía, incluso tras la independencia de 1898, una importante inmigración de comerciantes catalanes, a menudo ayudados por las redes activas de familiares y compatriotas.
El historiador cubano Manuel Moreno Fraginals afirma que el casal catalán de Cuba, fundado en 1841 con el nombre de Societat de Beneficencia y que sigue en pie, llegó a ser tildado de segundo palacio de los capitanes generales y tenido por una poderosa fuerza de presión política. Uno de los tres diputados españoles de Cuba en las Cortes liberales de Cádiz fue el catalán de Matanzas Tomàs Gener i Bohigas. El líder de la independencia cubana José Martí era hijo del militar nacido en Valencia en 1816 Mariano Martí Navarro. Tres presidentes de la nueva república independiente eran de ascendencia catalana: José Antonio Barnet, de 1933 a 1935 (nacido en Barcelona), Ramon Grau Sanmartín, de 1944 a 1948 (nacido en Pinar del Río de padre de Canet), y Carlos Prío Socarràs, de 1948 a 1952 (nieto de un capitán catalán).
La proliferación de catalanes en Cuba se concentró en el comercio y la pequeña industria, con ejemplos de tanto renombre como la Destilería Bacardí, fundada en 1862 por Facund Bacardí Masó, de Sitges, o la marca de cigarros Partagás creada en 1845 por el hijo de Arenys de Mar Jaume Partagàs Rabell. Nacido en Lloret, Narcís Gelats fundó uno de los bancos más reputado de La Habana, y el barcelonés Ramon Pintó Lliras, el influyente periódico habanero Diario de la Marina.
La abundancia de botiguers catalanes daría pie a la expresión “el catalán de la esquina” para designar cualquier establecimiento de comestibles. El lobi catalán no despertaba solo simpatías, como se deduce de la cuarteta: “En el fondo del barranco/ canta un negro con afán:/ ay, quien pudiera ser blanco/ aunque fuera catalán”. Otras interpretaciones más benévolas lo atribuyen a la fama de laboriosos -o negreros- de los catalanes. La réplica a la cuarteta anónima alcanzó una popularidad equivalente, dentro de la misma ambigüedad insidiosa: “Un catalán que lo oyó,/ le dijo con mucho tino/ que para ser un cubano,/ más vale ser negro fino”. La estrofa procedente de una guaracha aludía a las habilidades atribuidas a los catalanes de Cuba: “Dice doña Severina/ que le gusta el mazapán,/ pero más el catalán/ cuando canta la guabina”.
JUNTO AL sector comercial y empresarial, Alejo Carpentier subraya en La música en Cuba (1946) la aportación de los artistas catalanes a la música cubana. La primera iniciativa de transcribir a partitura una música popular afrocubana fue obra del barcelonés Joan Casamitjana, nacido en 1804 y radicado en Santiago de Cuba desde 1833, donde fundaría una escuela de música.
El padre del músico Joaquim Nin Culmell y de la escritora Anaïs Nin fue el pianista Joaquim Nin Castellanos, nacido en 1879 en La Habana de la cubana Angela Castellanos Perdomo y el alférez del Ejército español Joaquim Nin Tudó. Josep Raventós, formado en la escolanía de Montserrat, fue el fundador del Conservatorio Enrique Peyrellade de La Habana, donde estudiaron Xavier Cugat y la prestigiosa liederista mulata cubana Rita Montaner.
El actual vicepresidente de la Societat de Beneficència dels Naturals de Catalunya, Joan M. Ferran Oliva, nacido en 1931 en La Habana de familia procedente de Valls, ha sido el jefe de la sección de economía del diario Granma y asesor de la secretaría del Comité Ejecutivo del consejo de ministros de Cuba. En marzo hablaba en Barcelona con la inconfudible variante dialectal del “catalán tropical” de su libro La Constitució catalana de l’Havana (Pagès Editors), en el que examina la iniciativa de 1928 del futuro president Francesc Macià a raíz de su estancia en La Habana de proclamar la carta básica de una deseada República Catalana e inventarse la senyera estrellada.
La presencia de los catalanes en Cuba se encuentra hoy más diluida que en la época en qué debían confiar en las redes de ayuda de los compatriotas. La existencia más discreta no significa forzosamente que sean menos influyentes. El principal inversor exterior en Cuba sigue siendo España, así como el cuarto país proveedor de visitantes de la isla tras Canadá, Italia y el Reino Unido. El neurálgico sector turístico cubano ha sido la plataforma de lanzamiento de las empresas mixtas. El grupo turístico gerundense Guitart Hotels fue en 1993 el encargado de restaurar y gestionar el legendario Habana Libre, el antiguo Habana Hilton.´ La cadena Sol Melià, dirigida por el mallorquín Gabriel Escarrer, es líder indiscutible 16 años después de abrir en Cuba el primer establecimiento.
LOS LAZOS seculares entre Cuba y Catalunya son un hecho antes y ahora. El pregonero de las Fiestas de la Mercè fue en 1998 Eusebio Leal, el historiador de La Habana y promotor de los patrocinios extranjeros para la restauración de su centro histórico. El ayuntamiento barcelonés ya había obtenido en 1991 la aportación de 14 empresas catalanas a la restauración de los edificios de la calle Barcelona de La Habana. En cambio, Jordi Pujol no efectuó ninguna visita a Cuba durante sus 23 años de mandato.
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