Las terrazas de las letras de Getxo están teniendo una gran acogida entre los vecinos y visitantes de la localidad. Cerca de 15.000 personas, sobre todo niños, han hecho uso de alguna de las tres casetas situadas en las plazas de la estación de Las Arenas, Algorta y en la plaza Sarri de Andra Mari. «Año tras año se nota que es una actividad muy esperada. Los niños la aguardan con impaciencia, tanto por la oferta de libros, como también por las actividades de talleres y juegos», comenta Anabel Regalado, responsable del servicio de bibliotecas de Getxo.

Las Bibliotecas de Verano ofrecen al público un fondo de 2.000 libros, entre novelas, cuentos, cómics, así como revistas y prensa diaria. Pero además, una vez por semana, las casetas acogen talleres de manualidades, «una fórmula que pretende dar a la lectura un carácter lúdico». Tal y como explica la responsable del servicio, «en estas primeras semanas ya habrán pasado por estos talleres más de mil niños. Una cifra parecida se ha acercado a las casetas simplemente a disfrutar de los juegos de mesa que ponemos a su disposición para que se diviertan en cuadrilla». Pero la actividad que dispara las cifras de participantes son los dibujos para colorear. «Se ofrecen a los niños que aún no tienen edad para los juegos de mesa. Ya se han repartido 7.000 láminas».

Lectores adultos

De todos modos, estas bibliotecas no sólo están enfocadas a leer ‘in situ’ y sino también a adultos que quieren llevarse libros en préstamo. «Algo muy típico en Getxo es llevarse libros a la playa. Las casetas están situadas en plazas que quedan de camino a los arenales desde las estaciones de metro, y la gente al pasar se anima a acercarse y llevarse algo de lectura», añade Regalado. Además, las terrazas de las letras no notan la llegada del mes de agosto. «La gente a la hora de marchar de vacaciones se reparte entre julio y agosto, pero es que Getxo también acoge veraneantes», recuerda.

Durante la primera quincena de julio, se puso en marcha la campaña Irakurri, en la que se repartieron más de 200 libros entre diez establecimientos del municipio. «Fueron ocho bares y dos locutorios, porque queríamos llegar al publico inmigrante y tuvo un éxito terrible», comenta Regalado.