Los asuntos pendientes en la Administración de Justicia crecen cada año. Que haya ahora 2.178.000 es inverosímil y desesperanzador. Los inmigrantes, que conocen nuestra prisa en resolver casos jurídicos, procuran verse envueltos en uno para prolongar así, indefinidamente, su estancia en España. Y ésta es una de las más livianas consecuencias. Si los casos de injusta resolución, no pocos, se excusan con un «no siempre se acierta», y las mujeres mueren a manos de ya juzgados peligrosos, y las contradicciones entre unos tribunales y otros existen hasta en las más altas instancias, no se sabe para qué hay un Consejo del Poder Judicial y un Ministerio de Justicia, Algo tendrá que hacerse: multiplicar el número de jueces, enseñarles mejor, modernizar los procedimientos… Cualquier cosa menos sentenciar siempre in articulo mortis.