"Juan era un encantador de serpientes"
Retrato del periplo español del presunto estafador
El País, 08-08-2006BUZÓN DE LOS LECTORES
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En su visado aparece su fotografía y el nombre de Juan Francisco Toribio Toribio, de 50 años y nacionalidad dominicana. Hay un sello de la embajada italiana en Santo Domingo, una salida de Colombia del día 10 de marzo y una llegada a Barajas del 29 de marzo. Eso indica que quizá pasó antes por Italia.
Según algunas personas que le conocieron, al llegar alquiló una habitación en un apartotel de la calle de Génova y al cabo de poco tiempo se puso en contacto con una asesoría y bufete de abogados del centro de Madrid especializada en inmigrantes. “Se presentó como un empresario de éxito en Latinoamérica y Miami. Era brillante, tenía un swing increíble”, cuentan los socios de dicho despacho. Dicen que llevaba siempre al menos 1.000 o 2.000 euros encima y que hablaba a todas horas de su restaurante en Miami. Contaba que también fue promotor musical.
Toribio les solicitó ayuda para fundar una empresa en Madrid. “Quería montar algo así como una oficina de ayuda a los inmigrantes. Se suponía que les buscaba piso, les recogía en el aeropuerto y les ayudaba en todo lo que podía”, explican. Ellos le ofrecieron la sociedad limitada Strauss Trust S. L., para que pudiera empezar con su “aventura” emprendedora en España. Firmó el 9 de mayo y empezó a operar con ella a finales de ese mes. Le costó 3.000 euros, de los que todavía adeuda uno de los pagos. “A nosotros también nos ha dejado con el culo al aire. Le hemos presentado a los bancos y ahora nos ha estafado a todos”. Según estas fuentes, Toribio solicitó unas tarjetas de crédito a la Caixa de Catalunya que le fueron entregadas el pasado martes. Tenían un crédito de 4.000 euros que consumió a pesar de que sólo podía sacar 500 euros al día. Excepto si, por ejemplo, la hubiese usado para comprar unos billetes de avión.
La familia de Toribio, su mujer, que se hacía llamar Ramona, y dos niños, vinieron después de un mes de su llegada. “Le ayudamos a buscar un piso y un coche, pero lo encontró él solo por Internet”. El domicilio era el del número 31 de la calle de Estocolmo, en Las Rosas. El coche, un Fiat Tipo que vendió a uno de los estafados antes de huir.
Alquiló el piso a finales de junio. El propietario le solicitó un aval bancario de un año y el banco se lo concedió. “Yo me fui de vacaciones el 22 de junio y ese Toribio todavía no había llegado”, asegura el portero de la finca. “Cuando he vuelto estaba ya todo esto montado”.
Toribio actuaba como si el negocio fuera bien y solicitó un NIE para poder operar – que justamente recibieron ayer sus abogados – . “Tenía que volver a Santo Domingo para tramitar su permiso de residencia y trabajo, pero le entraba un pánico terrible y decía que ’ni a tiros”.
La última vez que sus asesores hablaron con él fue el pasado jueves. “Teníamos que vernos por un asunto pero no se presentó”. Desde entonces no volvió a coger el teléfono. “Está claro que lo tenía todo preparado. Juan era un encantador de serpientes”, dicen ahora.
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