El Mediterráneo central se ha convertido de nuevo en una trampa mortal para 41 migrantes que pretendían llegar a las costas europeas desde África. Una embarcación, con 45 personas a bordo según los supervivientes, naufragó el viernes debido al mal tiempo cerca de la isla de Lampedusa, en el sur de Italia. Sólo cuatro pasajeros lograron sobrevivir: un niño de 13 años que viajaba sin acompañante, una mujer y dos hombres, originarios de Costa de Marfil y Guinea, que fueron rescatados este miércoles por una patrullera de la Guardia Costera del país transalpino.

La nave, de siete metros de eslora y casco metálico, zarpó el pasado jueves del puerto de Sfax, en el este de Túnez. Sólo seis horas más tarde, ya de madrugada, volcó y se hundió cuando, «de repente, nos vimos abrumados por una ola gigante», describió uno de los supervivientes a la Guardia Costera. Todos los pasajeros cayeron al agua, incluidos tres menores. Tenían la esperanza de llegar al Viejo Continente. Aunque las autoridades no han encontrado los cuerpos sin vida de los desaparecidos, descartan que pudieran haber sobrevivido después de seis días a merced de un oleaje intenso y sin asidero alguno.