De la Vega repasa con el primer ministro alauí las relaciones entre los dos países
La Razón, 07-08-2006Tánger – La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega,
que se encuentra en Marruecos en una escala de vuelta a España tras haber
finalizado su gira por cuatro países iberoamericanos, tiene previsto
reunirse hoy con el primer ministro alaui, Dris Yetú, para revisar el
estado en que se encuentran los principales puntos de controversia entre
España y Marruecos. Este encuentro es preparatorio de la cumbre bilateral
que celebrarán en Rabat Rodríguez Zapatero y el Rey Mohamed VI el 5 de
septiembre próximo. Inmigración, aguas territoriales y droga son los
principales puntos negros en las relaciones bilaterales.
El Reino de
Mohamed VI sigue sin reconocer explícitamente las aguas territoriales
españolas correspondientes al archipiélago canario, al mar de Alborán y a
la zona del Estrecho. Marruecos siempre ha sido partidario de compromisos
verbales y de acuerdos tácitos puntuales en las relaciones con sus
vecinos. De esta manera, puede romper los compromisos sin dejar
constancia. Existe una comisión mixta hispano – marroquí de la época del
gobierno de Aznar, destinada a perfilar los contornos de un «acuerdo
definitivo» relativo a aguas territoriales. Pese a las promesas
marroquíes, destinadas a mantener la ilusión de Rodríguez Zapatero, la
comisión sigue sin terminar de redactar el futuro Acuerdo internacional.
En cuanto a la droga, la posición de Marruecos es clara: «No se perseguirá
a los productores, sólo a las mafias internacionales». Para Rabat es, por
lo tanto, un problema europeo, del mercado consumidor, no de Marruecos.
En lo que afecta al control de la inmigración irregular, el Gobierno
español da muestras de un cierto descontento. En las últimas semanas ha
aumentado la llegada de pateras y cayucos, tanto por las costas del
Mediterráneo, como en las islas Canarias, procedentes, en este último
caso, de la región del Sahara, bajo control administrativo alauí. El
argumento marroquí de la imposibilidad de controlar sus extensas
fronteras, no convence. Desde hace 15 años ningún grupo armado del Frente
Polisario ha podido atravesar las fronteras. «El goteo en la filtración de
irregulares, forma parte del juego político bilateral», apuntan fuentes
diplomáticas.
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