El asesinato y decapitación de un peluquero egipcio de 19 años por buscar un trabajo mejor sacude Italia
El jefe de Mahmoud Abdalla y otro empleado lo mataron por temor a que se llevara a los clientes cuando decidió mejorar sus condiciones laborales
El País, , 04-08-2023Mahmoud Abdalla, de 19 años, había llegado a Italia desde Egipto como menor no acompañado hace un par de años y soñaba con convertirse en peluquero y ayudar a su familia en el país africano. Trabajaba como aprendiz en una peluquería en la provincia de Génova regentada por compatriotas. Los clientes apreciaban su estilo y pedían que, de entre todos los peluqueros, él se encargara de sus peinados. Pero el salario era bajo, las horas de trabajo, siempre de pie, eran demasiadas y había decidido buscar mejores condiciones laborales. Había encontrado otra barbería que le ofrecía un contrato más conveniente a iba a dejar el anterior empleo.
Pero no pudo alcanzar sus metas. Su cuerpo ha aparecido esta semana en el mar, mutilado y decapitado. El propietario de la peluquería, Abdelwahab Ahmed, y otro empleado, Mohamed Abdelghani, han confesado el crimen. Temían que al irse, Mahmoud se llevara a los clientes. Los jóvenes, de 26 y 27 años, están acusados de homicidio voluntario agravado por motivos fútiles y destrucción de cadáver. Según el fiscal del caso son “altamente peligrosos” y pueden destruir pruebas, ya que en un primer momento intentaron convencer a la policía de que se trató de un accidente.
Los investigadores han confirmado que Abdalla quería cambiar de trabajo por las malas condiciones en las que trabajaba. Han concluido, después de escuchar a varios testigos, que el joven egipcio entró junto con sus asesinos en el piso del barrio genovés de Sestri Ponente, que compartía con otros empleados de la peluquería. Según las reconstrucciones, una vez en la vivienda, el chico, a pesar de las amenazas de sus jefes, reiteró su deseo de cambiar de trabajo. Fue entonces cuando los dos, según publica la prensa italiana, lo atacaron con un cuchillo y un punzón. Después guardaron el cadáver en una maleta y lo transportaron en taxi hasta cerca de la desembocadura del río Entella. Allí descuartizaron el cuerpo, cortándole la cabeza y las manos, y luego arrojaron los restos al mar.
El caso ha sacudido Italia por las connotaciones que esconde sobre la precariedad en el mercado laboral y la inmigración. “Asesinado porque quería cambiar de trabajo” es el titular más repetido en la prensa italiana. Algunos medios, como Il Corriere della Sera señalan que el joven asesinado había contado a la policía que sus jefes lo explotaban y que trabajaba sin contrato.
Vídeos para apreciar su talento
El dueño de la nueva barbería en la que Mahmoud quería comenzar a trabajar había colgado unos vídeos en Instagram en los que se veía al chico durante una prueba y en los que se podía apreciar su talento. El hombre ha explicado que cuando el joven ya se había marchado, los dos detenidos entraron en su negocio y mostraron su oposición a dejar marchar a Mahmoud, porque su renuncia les habría hecho perder clientes. También ha revelado que recibió una llamada amenazante, advirtiéndole de que no le contratara.
El crimen ha conmocionado a la comunidad musulmana local. “Rezamos por Mahmoud una oración colectiva con algunos de sus amigos que están todos muy tristes y enojados. Nuestra ley prohíbe desfigurar a un difunto, es una ofensa para él y para sus familiares. Lo que pasó es terrible y además por algo tan trivial”, ha declarado el representante de los musulmanes de Génova, Hussein Salah.
Italia arrastra ciertas problemáticas laborales, como la inadecuación de los salarios en algunos campos o el trabajo irregular. Según el Instituto Nacional de Estadística, en Italia hay cerca de 3 millones de trabajadores que cobran sus salarios de manera irregular y la economía sumergida supera el 10% del PIB.
Debate sobre el salario mínimo
Italia debate estas semanas sobre la implantación del salario mínimo: es uno de los pocos países europeos que no tiene. La oposición pide que este sea de nueve euros la hora, pero el Gobierno rechaza esta propuesta.
La explotación de los trabajadores en el sector agrícola —aunque no solo—, donde la mayoría son inmigrantes, es otro fenómeno que golpea a todo el país, a pesar de que se considera delito desde 2011, castigado desde 2016 con penas de hasta seis años de prisión. Los sindicatos calculan que afecta a más de medio millón de trabajadores y solo en el campo mueve cerca de 5.000 millones de euros, con una evasión fiscal por valor de 1.800 millones.
Varias cooperativas de acogida que ayudan a los inmigrantes a encontrar vivienda y empleo o a estudiar, como las que asistieron a Mahmoud cuando llegó a Italia como menor no acompañado, han denunciado la indiferencia de la sociedad ante estos casos, en los que la precariedad y la inmigración van de la mano. “Era un chico que merecía un futuro diferente. La verdadera pregunta que deberíamos hacernos como sociedad es si estamos haciendo lo suficiente; creo que no, y a todos los niveles, solo espero que llegue el momento en que demos la debida importancia a estos jóvenes que buscan un futuro mejor”, ha señalado Marco Montoli, presidente de la cooperativa de acogida a inmigrantes “il Ce.Sto”.
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