PROBLEMAS EN UN EJE TURÍSTICO // LOS EFECTOS

La vigilancia privada junto al Hotel Arts se redobla por la inseguridad

El Periodico, 07-08-2006

La oscuridad de la orilla del mar es su aliada, la picaresca es su estrategia y la rapidez de manos, su mejor arma. Numerosos grupos de pequeños delincuentes, especialmente marroquís y rumanos, están haciendo su agosto – – desde hace varios meses – – en el eje de ocio que rodea al Hotel Arts, junto al Port Olímpic.
Los incidentes en la zona se han disparado, hasta el punto de que muchos locales de ocio han doblado su número de controladores de acceso. La mayoría de empresarios de la zona se han aliado también para crear grupos de controladores de refuerzo que se desplazan de un local a otro para evitar que los malhechores aprovechen las aglomeraciones a la entrada de los locales para sustraer carteras o bolsos.
Los afectados se quejan de que la presencia policial solo es puntual (patrullas itinerantes) y que cuando comunican una incidencia a los Mossos suele ser tarde para dar con los delincuentes. En ocasiones son detenidos, pero enseguida quedan libres y regresan a la zona. Los vigilantes y controladores conocen las caras de los reincidentes.

MORIR DE ÉXITO
El fenómeno es propio de las zonas de ocio de éxito, donde se concentran miles de barceloneses y, sobre todo, muchísimos turistas con ganas de conocer la vida nocturna de la ciudad. Con la playa a escasos metros, los maleantes tienen muchos recursos para esconderse o bien reunirse con sus compinches tras algún acto delictivo. El responsable de seguridad de una de las discotecas de la zona explica que actúan por franjas horarias. A medianoche su especialidad son los clientes que han cenado en las terrazas del paseo Marítim. Los mangantes aprovechan para mezclarse con la multitud y cometer hurtos.
Hacia las tres de la madrugada, cuando cierran los bares y se produce el trasvase de clientes hacia discotecas, la actividad vuelve a intensificarse. “Se aprovechan de si alguien ha bebido de más y se queda dormido por el paseo” o alguien ha bajado la guardia y “le desvalijan”, cuenta la misma fuente. Otra hora crítica es sobre las cinco de la mañana, cuando los locales van cerrando pero cientos de jóvenes siguen en la zona a la espera de taxi. En ese punto se animan los tirones de bolsos, robos a cara descubierta, sustracciones a parejas que se quedan en la playa o en el interior de vehículos. Hace tres semanas hubo un enfrentamiento ante un local del paseo Marítim, que acabó con heridos, cuando un grupo pretendió robar a punta de navaja a unos clientes que dejaban la zona.

ATROPELLO
La última franja horaria, con el alcohol en el cuerpo, es también es también terreno abonado para peleas e incidentes. “Nosotros hemos doblado la seguridad en el local para garantizar que todo funcione bien, pero no podemos evitar lo que pueda pasar de puertas afuera”, explica el director de una disco de moda en la zona. Hace dos semanas un joven bebido y sin carnet de conducir cogió un coche y aceleró ante un local atropellando a varios jóvenes. Los porteros tuvieron que levantar el coche para rescatar a una chica herida grave.
Todos los locales afectados comparten el éxito de público. Con establecimientos de diseño, terrazas estilo chill out, restaurantes de moda y vistas al mar lo tienen todo para triunfar, pero los empresarios ven con preocupación el auge de incidentes que se producen hace unos meses y piden más policía.
Un portavoz de Nightman Grew, la empresa de controladores de acceso profesionales que abastece a la mayoría de locales del entorno, apunta que la presencia fija de los Mossos más abajo, en el Port Olímpic – – donde durante años hubo problemas de seguridad – – , ha dispersado por todo el entorno a grupos de marroquís, rumanos y de otros países del Este que delinquían en la zona.
Durante algunas semanas la empresa creó grupos de refuerzo suplementario de controladores (de dos o cuatro profesionales) que recorrían los locales para dar soporte a los controladores de puerta fijos. Su presencia disuadía a muchos maleantes que se colocan a las colas de los locales tratando de robar al despiste o de entrar en los bares y discos.
“Pasamos de tres o cuatro incidencias por noche ante la mayoría de locales a una o dos como mucho”, señala la misma fuente. Los equipos alertan a los Mossos en cuanto detectan una falta o delito. Actualmente este dispositivo se ha suprimido hasta que los empresarios se pongan de acuerdo sobre horarios y costes.

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