“El acuerdo con el Reino Unido crea una especie de esclavitud moderna: te envío gente que no quiero en mi casa y te pago”

Victoire Ingabire Umuhoza, principal opositora al presidente ruandés Paul Kagame, acusa al Gobierno de “acallar a los opositores” y de estar concentrado en “lavar su imagen internacional”

El País, BEATRIZ LECUMBERRI, 26-07-2023
imagen de reconciliación.

R. El proceso de reconciliación ha comenzado, pero para que sea total hay que reconocer a todas las víctimas de todos los crímenes, los culpables deben ser llevados ante la justicia y hay que decir la verdad sobre lo que pasó. Aquí ha habido crímenes terribles contra los tutsis, pero también contra los hutus.

P. ¿Cómo lo haría usted?

R. Yo propongo algo como lo que se hizo en Sudáfrica con la creación de una Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Primero necesitamos saber qué pasó realmente en Ruanda desde la guerra de octubre de 1990 hasta el año 2000. Y luego tiene que llegar la justicia. Yo, personalmente, creo que hay que pensar en una amnistía general porque hay personas que han sido castigadas y otras que no, sobre todo exmilitares del FPR (Frente Patriótico Ruandés), el movimiento de Kagame. Los crímenes cometidos por estas personas dan miedo al Gobierno y creo que por eso se aferran al poder.

P. El Gobierno ruandés la acusa de negar el genocidio.

R. Es mentira. No niego el genocidio, solo digo la verdad y el Gobierno no la quiere escuchar. Les he presentado informes de la ONU, en los que se informa de que sus militares mataron a gente, pero el Ejecutivo no quiere hablar de esto. De todas formas, la acusación de negar el genocidio se hace contra todos los opositores en Ruanda para impedir que ensucien la imagen de Kagame.

Urbanización en construcción al suroeste de Kigali, donde, según fuentes locales, una parte de las casas se destinará a los demandantes de asilo procedentes del Reino Unido, en virtud de un acuerdo firmado entre los dos países que aún no ha comenzado a aplicarse. Según los responsables de la construcción de este proyecto urbanístico, el complejo contará con 2.400 casas.
Urbanización en construcción al suroeste de Kigali, donde, según fuentes locales, una parte de las casas se destinará a los demandantes de asilo procedentes del Reino Unido, en virtud de un acuerdo firmado entre los dos países que aún no ha comenzado a aplicarse. Según los responsables de la construcción de este proyecto urbanístico, el complejo contará con 2.400 casas.
ALBERT GARCIA
P. Su país ha firmado un acuerdo con el Reino Unido para recibir solicitantes de asilo de aquel país. ¿Qué opinión le merece?

R. Me opongo totalmente. El acuerdo con el Reino Unido crea una especie de esclavitud moderna: te envío gente que no quiero en mi casa y te pago por ello. Es un comportamiento inhumano de parte de los dos gobiernos. Viola totalmente la convención de Ginebra porque no se puede trasladar refugiados a un país donde se vean amenazados y aquí lo estarán, ya que vivimos con menos derechos, libertad y democracia que en el Reino Unido. Ruanda es un país que ha acogido históricamente refugiados. Yo opino que deben ser bienvenidos aquí, pero somos un país pequeño, superpoblado y pobre. ¿Cómo pudo nuestro Gobierno comprometerse a dar bienestar a estas personas si no podemos garantizárselo a nuestra propia población? Es una gran mentira. Ruanda ya acordó algo similar con Israel en el pasado y no funcionó, ahora también está en negociaciones con Dinamarca y Holanda. Veremos. Está claro que el acuerdo con el Reino Unido se hizo por dinero, por prestigio y por lavar la imagen internacional del Gobierno. Pero es inmoral abrir las puertas de país a personas, cuando sabes que no estás a la altura de recibirlas correctamente.

Está claro que el acuerdo con el Reino Unido se hizo por dinero, por prestigio y por lavar la imagen internacional del Gobierno.
Victoire Ingabire
P. Se despidió de sus hijos en 2010 pensando volver en cuestión de semanas y han pasado 13 años. ¿Qué dicen ellos?

R. Tengo todo su apoyo y creen, como yo, que esto era necesario. Pero han sufrido mucho, claro. Y yo también. Ahora pueden visitarme, al menos. Mi hija vino en 2020 con su familia y mi hijo pequeño, al que dejé con ocho años, también también vino hecho todo un hombre. A mi hijo mayor, que vive en Suecia, no lo he podido ver desde 2010 y a mi marido tampoco porque está enfermo y no puede hacer este viaje tan largo. Estos años han sido duros para todos. Yo espero poder salir en 2025, cuando expire mi condena, e iré a visitar a mi marido, pero volveré a Ruanda, a seguir luchando por su democratización. Mi lugar está aquí.

P. ¿Este largo viaje ha valido la pena?

R. Sí, ha valido la pena y todavía continúa. La gente me sigue dando esperanza, cada vez hay más personas que osan levantar la voz y denunciar a las autoridades locales. Me siento muy apoyada y el Gobierno sabe que soy muy popular. Por eso no pueden permitir que sea candidata. Ellos dicen que voy a ser elegida solo por los hutus, porque yo soy hutu, pero no es verdad, tengo muchos partidarios entre los tutsis.

P. Es raro encontrar en Ruanda personas como usted, que sigan haciendo públicamente la distinción entre hutus y tutsis.

R. Evitar ese tema es pura hipocresía. Cuando un niño en la época de las conmemoraciones del genocidio pregunta quién mató a los tutsis, se le responde: “los hutus”. Porque fue así. Somos un país pequeño y nos conocemos todos, aunque ahora digamos que todos somos ruandeses y nada más. Está muy bien, pero aquí sabemos quién es quién.

P. La prensa ruandesa ha publicado acusaciones muy duras contra su madre, asegurando que torturó y mató mujeres tutsis, sobre todo embarazadas, durante el genocidio.

R. En 1994 yo no estaba en Ruanda. Como no pueden acusarme a mí de nada, lo intentan con mi madre. Casualmente, no habían inventado nada sobre ella hasta 2010, cuando yo regresé al país. Han fabricado rumores terribles, que dicen que mató a una mujer, que clavó un cuchillo en el vientre de una embarazada… Quieren presentarme como la hija de una asesina, para que la gente tampoco confíe en mí y para mermarme la moral. Mi madre está en Holanda y hace frente legalmente a todas estas acusaciones demenciales.

P. Y usted, dentro de Ruanda, ¿cómo rebate públicamente este tipo de informaciones publicadas contra usted?

R. Los periodistas ruandeses que aún conservan algo de independencia tienen miedo a que les pase algo terrible o a perder su trabajo si vienen a verme, así que no tengo contacto con ellos. Su miedo se justifica, les comprendo. Ahora tengo mi propio canal en YouTube para poder seguir informando y dando opiniones. La libertad de expresión es un derecho fundamental que no me podrán quitar tan fácilmente.

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