JOSÉ RODRÍGUEZ PABLOS: «No me siento traicionado por mis compañeros, pero sí asqueado y dolorido»
«Pregunté por separado a las internas sobre los supuestos abusos, y coincidían. Pensé que sí merecían credibilidad»
Diario Sur, 05-08-2006Le quedaban 12 días para coger las vacaciones. Un suspiro. Pero esa mañana, en el patio, le dijeron algo que cambiaría su vida y la de otros ocho compañeros. Esa mañana, la del 19 de julio, la sombra de unos presuntos abusos sexuales a inmigrantes se extendió sobre el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Capuchinos. El escándalo estaba servido. El martes 1 de agosto, el inspector jefe José Rodríguez Pablos, responsable de Seguridad del centro, se vio involucrado en el caso y, al día siguiente, declaró ante la juez como imputado. Éstas son sus primeras palabras después de la tormenta.
A usted lo imputaron días después de las detenciones de sus compañeros. ¿Qué le comunicaron?
Me enteré el 1 de agosto. Me informaron de que tenía que ir al juzgado como presunto autor de abusos sexuales. No sabía de qué iba.
¿Cómo se lo tomó su mujer?
Ella, fatal. Le dije que yo no había hecho nada y que confiara plenamente en mi palabra. Le pedí que me acompañara al juzgado.
¿Le quitó el sueño?
Los primeros días (los de las detenciones) me costaba dormir, pero después no. Esa noche la pasé tranquilo. Me resultaba raro, porque ignoraba de qué se me acusaba.
Dos internas lo señalaron como autor de tocamientos en un despacho del CIE. ¿Cómo se defendió?
Eso es completamente falso. No sé cómo se han podido inventar eso si yo siempre hago las fotos para la ficha en presencia de una mujer policía, de algún compañero y, últimamente, del enfermero debido a unas obras en el centro. Y siempre con la puerta abierta.
Hasta que la juez resolvió dejarle en libertad con cargos, ¿se le pasó por la cabeza acabar en prisión?
No tuve ni tengo miedo de ir a la cárcel porque soy inocente. Hubiese sido injusto. Lo hubiera sentido por mi mujer y por mis hijos. Creo que la juez actuó con rigor.
¿Se siente traicionado tras haber sido usted el que comunicó la existencia de los supuestos abusos?
No me siento traicionado por mis compañeros, pero sí asqueado y dolorido. He hecho las cosas bien, nada incorrecto. Cuando me enteré del presunto delito, informé de ello. Volvería a actuar igual.
¿Cómo es su relación con los internos?
Procuro portarme lo mejor posible con ellos. Me preocupo de que coman bien y de que sea suficiente. Siempre hablo con los internos al tomarles la fotografía y les comento que, si necesitan algo, me lo digan.
Empecemos por el principio. ¿Cómo se enteró de los hechos?
Ese día (el mencionado 19 de julio), el abogado Jaime Rodríguez Páez me comunicó que las dos internas que representa le informaron de que unos policías habrían intentado abusar de ellas. Le pedí que me contara más y él me dio tres nombres de un turno de policías. Le habían dicho que éstos sacaban a las mujeres de los módulos sobre la una de la madrugada y que montaban fiestas en una habitación.
¿Es habitual que los compañeros cenen en ese lugar?
Puede que algún policías o incluso los trabajadores – refiriéndose al personal de limpieza – se traigan el desayuno o el almuerzo de su casa y se lo tomen allí. No hay otro sitio.
¿Era la primera noticia que tenía de las supuestas fiestas?
Sí. Hasta entonces, nunca había escuchado rumores ni nada por el estilo, ni las limpiadoras tampoco me comunicaron que hubiesen encontrado alcohol o preservativos en la basura. Se lo han podido decir a otro, pero a mí no. Tampoco he visto licores en el frigorífico; si esas fiestas llegaron a producirse, las bebidas debían de traerlas ellos. Del mismo modo, ignoraba que entrase gente de fuera. El jefe de turno es quien debe dar cuenta de posibles desmanes o incidencias.
¿Cómo se sintió al recibir semejante información? ¿Qué hizo con ella?
Hombre, te sientes fatal. Pensé que tenía que corroborarlo. Hablé primero con una y luego con la otra, que confirmó lo de la primera.
¿Le merecieron credibilidad?
Bueno, pensé que sí. Les pedí que corroboraran la historia delante del administrador y lo hicieron. Inmediatamente, sobre las 11.30 horas, llamé al jefe de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsedad Documental (UCRIF). Le conté lo sucedido y me dijo que le hiciera una minuta (informe). Se la entregué a las siete de la tarde.
¿Los policías del centro presagiaban lo que se les venía encima?
Creo que sí. Me preguntaban si ocurría algo y yo les contestaba que no.
Y llega el día clave, el viernes 21.
Así es. A las 15.30 horas, cuando me dirigía a casa, recibí una llamada del jefe de la sección y me dijo «Pablos, al CIE». Intuí por lo que era. Yo intervine en la detención de mis compañeros y en la retirada de sus armas reglamentarias.
Debió de ser duro…
Me dolió, pero tenía que hacerlo. Había que estar entero. Estoy acostumbrado a hacer detenciones.
¿Y cómo se enteró de su supuesta destitución?
Verá. El sábado 22 fui al CIE con el administrador y confeccionamos los servicios para ocupar los puestos de los agentes. A las tres de la tarde recibí la llamada del jefe de la sección, que me comunicó que el lunes tenía que presentarme ante el inspector de servicios para que me informaran de mi cese. No lo entendí. ¿Por qué me destituían si fui yo quien les notificó los hechos?
¿Qué ocurrió después?
El lunes me dijeron que se me iba a incoar un expediente contradictorio y que se me iba a comunicar mi cese. Me dieron dos opciones: irme a casa o que me designara un puesto. Al salir, se me saltaron las lágrimas. Me fui a casa ese día, pero el martes me pregunté: ¿qué hago yo aquí? El único que me puede destituir – obtuvo la plaza en un concurso de méritos en 2004 – es el director general de la policía. Fui a ver al comisario provincial y le dije que, si estaba cesado, lo quería por escrito. Me contestó que no lo estaba y que no me podía prohibir que ocupase mi puesto. Volví a mi trabajo en el CIE, pero me encontré con que me habían restringido el acceso a las aplicaciones informáticas, que son imprescindibles. Me anularon. Hice tres minutas solicitándolo sin recibir respuesta y el 31 de julio presenté una denuncia por todas esas irregularidades, que podrían ser constitutivas de delito.
¿Le han recriminado no enterarse antes o haber evitado que ocurriera?
Hoy (por ayer) me han comunicado la apertura del expediente, que tiene fecha del 24 de julio, por ese motivo.
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