Acoger sin discriminar

Diario Vasco, ARANTZA CHACÓN DIRECTORA DE ZEHAR-ERREFUXIATUEKIN, 20-06-2023

Las cifras ponen la piel de gallina: ya hay más de 103 millones de personas en el mundo desplazadas de manera forzada. Es una cifra histórica que duele y responde a motivos muy diversos: conflictos de larga duración como los de Siria o Afganistán, crisis humanitarias como la de Venezuela o guerras como la de Ucrania. A los grandes conflictos se suman personas que huyen de violencias que hacen imposibles sus vidas, como los matrimonios obligados, la trata con fines de explotación sexual o los desplazamientos forzosos causados por la degradación ambiental que provocan, entre otros agentes, las empresas transnacionales. Todas tienen algo en común: necesitan un lugar seguro donde rehacer sus vidas.

Hoy es el Día Internacional de las Personas Refugiadas y, como cada año, desde Zehar-Errefuxiatuekin salimos a la calle para reivindicar. Y para reivindicar desde el derecho de las personas a vivir, a vivir sin violencias. Para ello es necesario poner el foco en una acogida que no discrimine. Y cuando hablamos de acoger no solo hablamos de alojar, de ofrecer un techo. Nos referimos a que reconozcamos a las personas refugiadas como parte de la sociedad vasca que conformamos, que tengan las mismas oportunidades, que puedan disfrutar de derechos tan fundamentales como la salud o la educación, pero también el derecho a vivir en familia, a ser parte de la toma de decisiones en las que intervenimos como ciudadanía, a desarrollar sus capacidades en los espacios de ocio, deportivos, culturales…

Quienes compartimos nuestro día a día con personas refugiadas sabemos que las vulneraciones de derechos que sufrían en sus países de origen no desaparecen cuando llegan aquí (quienes lo consiguen, claro). Acogemos, sí, pero también discriminamos. Lo hacemos a lo grande, a través de una legalidad y unas prácticas que institucionalizan la discriminación. Pero también desde lo pequeño, cuando nos situamos por encima de otras personas a las que no terminamos de reconocer.

¿A qué nos referimos? Mejor recurrir a sus propias voces.

Durante el año 2022, Zehar-Errefuxiatuekin impulsó encuentros pluriculturales en seis municipios del País Vasco junto a personas refugiadas, migradas y locales que residen en los mismos. Los resultados se recogen en el informe ‘Lagoratorio. Diagnóstico sobre las discriminaciones que viven en Euskadi las personas refugiadas y migradas en el acceso a la banca, a la vivienda y el trato policial’. El objetivo fue identificar colectivamente las distintas situaciones de discriminación que sufren las personas culturalmente diversas y que dificultan la convivencia intercultural.

Se identifican varias prácticas discriminatorias por parte de los cuerpos policiales: desalojos de personas en situación de calle, detenciones de colectivos específicos, abuso de autoridad, paradas e identificaciones por perfil étnico y obstáculos en el acceso a procedimientos administrativos. Las personas que sufren este tipo de discriminación se encuentran en una situación de vulnerabilidad que genera miedo y favorece la sumisión y la indefensión, especialmente cuando se encuentran en situación irregular, son recién llegadas o no hablan correctamente el idioma.

El informe destaca también las serias dificultades que tienen las personas refugiadas para poder acceder a una vivienda. De manera casi sistemática, tanto inmobiliarias como particulares niegan la visita a pisos o habitaciones, dificultan el acceso al alquiler o les ofrecen infraviviendas.

El ‘Lagoratorio’ igualmente identifica problemas para que puedan abrir y mantener cuentas bancarias, con numerosas trabas y dificultades, situaciones que impiden a las personas refugiadas hacer pagos y recibir prestaciones, entre otras cosas.

Todas estas situaciones crean angustias, estrés y deterioro emocional a un colectivo que ya suele venir con la salud mental deteriorada, como consecuencia de los traumas vividos en origen y tránsito. Sin obviar que responden a comportamientos racistas (aunque no siempre seamos conscientes) que son la respuesta derivada de prejuicios que muchas veces ni siquiera analizamos o cuestionamos y que se producen en lo cotidiano.

Estas voces son legítimas e importantes, ya que, en una sociedad de derechos, no es admisible tolerar de ninguna forma su vulneración. Hoy salimos a la calle para decir alto y claro que necesitamos reflexionar como sociedad sobre qué tipo de trato estamos dando a las personas que huyen de la persecución y, sobre todo, necesitamos repensar la forma de acoger sin discriminar. Porque la sociedad va a ser aquella que construyamos de manera conjunta cada día, desde ya, desde hoy.

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