El barco de rescate ‘Aita Mari’ inició ayer una nueva misión de rescate de migrantes en el mar Mediterráneo. Zarpó desde el puerto base de Burriana (Castellón) después de haber pasado los últimos tres meses entre el puerto de Vinaroz y el de Burriana realizando labores de mantenimiento y preparación.

El barco de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario informó el viernes que con esta singladura da comienzo a su décima misión, la segunda del presente año. Atracó el pasado 9 de marzo en el puerto de Vinaroz tras dar por finalizada su novena misión en la que llevó a cabo dos actuaciones y sumado un total de 71 personas rescatadas en alta mar. El barco partió el día 1 de ese mes del puerto italiano de Ortona hacia España.

Cuando dio por finalizada su novena misión en el Mediterráneo, SMH denunció que las dificultades a las que se tienen que enfrentar barcos como el ‘Aita Mari’ tras la aprobación del último decreto del Gobierno italiano, que obliga a pedir puerto nada más realizar el rescate, «asignando puertos muy lejanos, algo que contradice la ley marítima que obliga a otorgar el puerto más cercano al barco de rescate», explican.

«Unas medidas que, unidas a posibles multas económicas a los capitanes y a la inmovilización de los barcos, tal y como ha sucedido al ‘Geo Barents’, tienen una implicación directa en las personas que se ven forzadas a huir de sus países y que ponen sus vidas en peligro en el mar y que se quedan sin asistencia». Recordó que se había cumplido una semana desde el naufragio de Calabria, en el que han muerto, al menos, 67 personas.

«Esos fallecimientos podían haberse evitado», apuntaron en SMH, ya que «se han producido debido a las políticas de los gobiernos europeos que cada vez ponen más muros a quienes huyen de las guerras, la hambruna o de distintas vulneraciones de derechos sus países». Por eso la ONG vuelve a exigir «vías legales y seguras para estas personas, que mientras sufran situaciones extremas, se verán forzadas a huir de sus países».