Lleva años estudiando los fenómenos migratorios y las realidades en las fronteras. Por eso a Iker Barbero, profesor de Derecho de la UPV/EHU, no le sorprende el escándalo ocurrido en la comisaría de la Policía Nacional de Irun.

– ¿Qué opina de lo ocurrido en la comisaría de Irun?

– Lo sorprendente de este caso es que haya salido a la luz y haya tenido consecuencias políticas por cuestiones laborales de la policía, porque puede afectar a los derechos de los trabajadores. Y, sin embargo, nunca se han cuestionado las posibles vulneraciones de derechos de las personas migrantes de las que llevamos años siendo testigos. Mayoritariamente cuando se les rechaza de forma irregular desde Francia, pero también desde el momento en el que la Policía Nacional está deteniendo a esas personas rechazadas por una cuestión de perfil racial. No obstante, no me sorprende.

– ¿Por qué no le sorprende?

– Todos los estudios que hay sobre efectividad policial en materia de Extranjería e inmigración siempre hablan de políticas de cifras. Cuotas o cupos que cumplir. Hace diez años se supo que en las comisarías de Madrid hubo una instrucción interna donde se exigía que detuviesen a un número de personas y se las internase en CIE. Son políticas que también están a la orden del día en Francia, donde se les exige un número de detenciones y expulsiones.

– ¿Por qué esa necesidad de cumplir con unos cupos?

– Corresponde a una exigencia por parte de Francia, que está reclamando al Estado español que vigile la frontera sur, por donde entran a la Unión Europea, y que evite que lleguen a Francia. Es como los países europeos que piden a Marruecos o Libia que vigilen sus fronteras.

Días libres
«Con estos incentivos se criminaliza al migrante y se fomenta la persecución policial por tener unos rasgos físicos concretos»
– ¿Francia incumple las normas del espacio Schengen?

– Francia no cumple con la legislación Schengen porque llevamos más de siete años con un restablecimiento permanente de los controles, y la ley dice que tienen que ser temporales en plazos de seis meses. Hay una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que dice que no se pueden extender sin causa justificada. Por otro lado, ha habido ya sentencias contra Francia diciendo que tiene que cumplir la normativa europea. Cuando hace rechazos o devoluciones, tiene que cumplir una serie de requisitos, como un procedimiento, que implica que la persona es sujeto de derechos, cosa que no estamos viendo en la frontera. Y creo que también se está vulnerando el reglamento de Dublín, porque personas que son posibles solicitantes de asilo en Francia y así lo manifiestan, también son devueltas sin haberles dado la opción de formular la solicitud de asilo.

– ¿Cómo de grave es que un policía tenga la tentación de detener a una persona extranjera para poder obtener beneficios laborales?

– Con este tipo de incentivos se fomenta la búsqueda de un perfil concreto que puede dar lugar a detenciones arbitrarias, por perfil étnico, o a que personas extranjeras en situación regular se vean sometidas a un régimen policial constante por el hecho de tener unos rasgos físicos concretos. Desde el punto de vista de las personas migrantes, este tipo de medidas incentivan su criminalización, ya que por el hecho de tener unos rasgos concretos, se les hace objeto de una persecución policial.

– ¿Qué le parece que las cifras de detenciones de extranjeros no sean públicas?

– Es interesante. Nosotros las pedimos para estudios e investigaciones y nos las dan parcialmente. Por ejemplo, no especifican las nacionalidades. En el caso de la frontera entre Irun y Francia cumplen un patrón, un perfil étnico concreto, por lo que sabemos que esas nacionalidades estarían en la cúspide de la estadística. Son Marruecos, Argelia y África subsahariana.

– Los datos disponibles revelan un importante índice de detención en Irun.

– De mis estudios, en los que he comparado la frontera de Irun con la de Cataluña, se observa que por la catalana pasa más gente porque hay más detenciones. Pero Irun está en un segundo lugar muy relevante respecto a todas las comisarías de la frontera. Eso significa que se ha convertido en un segundo canal de acceso a Francia muy importante.