Una veintena de personas acampan o usan el Metro de «base de operaciones»

Empresarios turísticos denuncian que el centro comercial en ruinas se ha convertido en un foco de inseguridad, de mala imagen e insalubridad

Canarias 7, Gaumet Florido, 01-06-2023

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Una veintena larga de personas, en torno a 25 o incluso más, acampan, se alojan o usan como «base de operaciones» las plantas bajas del centro comercial Metro, unas instalaciones abandonadas y en estado ruinoso situadas en la trasera del Templo Ecuménico, en medio de Playa del Inglés, en San Bartolomé de Tirajana.

Así lo denuncian empresarios turísticos del entorno, que advierten de que el antiguo complejo, cerrado desde 2013 tras un incendio, se ha convertido no solo en un foco de mala imagen y de insalubridad en plena milla de oro de Maspalomas Costa Canaria, sino también, y desde hace unos meses, en epicentro de una cada vez más creciente «sensación de inseguridad», como explicita Tom Smulders, presidente de la Comisión de Turismo y Seguridad de la Federación de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT).

Este empresario no sabe a ciencia cierta si están o no alojados en el Metro, pero sí que lo usan como «base de operaciones» para moverse por la zona. En ese sentido, explica que se trata de un colectivo muy heterogéneo de inmigrantes, en su mayoría magrebíes, y entre ellos, algunos menores, que en algunos casos han llegado a estar involucrados en incidentes que han perjudicado y perjudican a la imagen de Playa del Inglés.

Protagonizan peleas entre ellos y algunos van armados
Otros empresarios que prefieren no revelar su identidad sí los vincula de forma directa a la comisión de hurtos, robos e incluso agresiones. Otras veces se enredan en peleas entre ellos mismos, como la que protagonizaron el pasado sábado y que llegó a ser grabada. Ha estado circulando en redes sociales. Smulders precisa, además, que algunos van armados con navajas o cuchillos.

Desde el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana afirman tener constancia de esta presencia de un grupo de personas alojadas o vinculadas a las instalaciones del Metro, pero sostienen que no tienen competencias para actuar. Al fin y al cabo, advierten, se trata de una propiedad privada, que, aunque abandonada y en estado ruinoso, tiene dueños.

El concejal de Seguridad, Samuel Henríquez, apunta además que la Policía Local tampoco ha actuado hasta ahora porque una hipotética intervención en ese espacio le correspondería a la Policía Nacional, que, no obstante, ya ha efectuado alguna redada.

«El centro comercial Metro es también un riesgo sanitario»
Con todo, la preocupación de los empresarios del entorno, como apunta Smulders, no solo es fruto del clima de inseguridad que pueda generar ese colectivo de personas que deambula por el Metro y su entorno, sino también porque esas viejas instalaciones se han convertido en un «vertedero» gigantesco en mitad de Playa del Inglés y en un «serio problema» de insalubridad pública. «Es literalmente asqueroso, un foco de basura que, además, está plagado de gatos, por lo que el Metro es ya también un riesgo sanitario».

Smulders se queja del daño que hace a la imagen del destino que turistas que se alojan en hoteles de cuatro estrellas del entorno tengan como vista un centro comercial que se cae a cachos y que está lleno de basura.

«Propietarios de hoteles, de restaurantes y de tiendas que se preocupan por ofertar un servicio de calidad tienen que convivir con la idea de que sus clientes sientan verdadero estupor al pasear junto a unas instalaciones abandonadas y en ruinas», se lamenta el también presidente de la asociación que agrupa a los extrahoteleros, los empresarios que gestionan complejos de apartamentos turísticos.

Henríquez recuerda, no obstante, que en el propio expediente incoado por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana para la declaración de ruina del centro comercial Metro se recoge la obligación expresa de los propietarios de los locales de tapiar o blindar los accesos para evitar la entrada de terceros y reducir los posibles riesgos para su seguridad durante el tiempo que tarden en derribar las instalaciones. Sin embargo, añade, el problema es que la comunidad no se pone de acuerdo.

Lo cierto es que el antiguo centro comercial no reúne condiciones y ese grupo de jóvenes pone también en riesgo sus propias vidas cada vez que entran a esas deterioradas dependencias. Hay varios accesos y muy fáciles, sin apenas obstáculos, lo que facilita que personas que están abandonadas a su suerte en la isla lo usen como refugio o incluso alojamiento.

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