Karlos Arguiñano es una de las caras conocidas que se han sumado a la campaña que puso en marcha Zaporeak hace unos meses, y que ahora reivindica ayuda para para la ONG guipuzcoana. El objetivo, captar socios para poder seguir dando de comer a los refugiados que desde hace años malviven en el campo de refugiados de Lesbos, en Grecia. «Zaporeak nos necesita. Rico, rico, con fundamento y con cariño, porque no es solo cocinar raciones, les hacemos llegar nuestro cariño», alerta el cocinero.

Desde que el campamento de Moria ardiera en septiembre de 2020 y sus habitantes tuvieran que ser trasladados a un nuevo centro, Kara Tepe, la organización sin ánimo de lucro cocina una media de 1.700 menús diarios. Una cifra que permitía garantizar una comida digna al 90% de los residentes del campamento. No obstante, el pasado miércoles, uno de los fundadores de la organización, subrayó que se habían alcanzado las 2.000 raciones, la cifra máxima a la que han llegado desde que pusieran sus fogones en marcha hace siete años.

Peio García Amiano trasladó esta cifra con el orgullo de haber podido dar respuesta al total de refugiados de Kara Tepe, pero con la tristeza de estar siendo testigo de una realidad que se cronifica y que no tiene visos de mejorar.

Arguiñano, una de las caras conocidas de Zaporeak
Es por ello, que Zaporeak puso en marcha a finales del año pasado una campaña de captación de socios, para que entre «toda la sociedad guipuzcoana podamos seguir dando de comer a los que más lo necesitan. Da lo mismo que la gente done un euro o diez. Con poco, podemos hacer mucho», apunta. Entre las caras conocidas que se ha asociado, además de Karlos Arguiñano, figuran otros cocineros como Juan Mari y Elena Arzak o Pedro Subijana.