«Los regímenes que construyen muros tan sólo ganan tiempo»
La exposición sobre la 'Guerra Fría' que la firma donostiarra Musealia inaugurará este otoño en Madrid apunta a que se convertirá en uno de los hitos culturales del año
Diario Vasco, , 31-05-2023Cinco años después de inaugurar en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid la muestra ‘Auschwitz, no hace mucho, no tan lejos’ que ya han visitado millón y medio de personas, la empresa donostiarra Musealia volverá a ocupar a ese mismo espacio de 2.500 metros cuadrados con ‘El Muro de Berlín. Un mundo dividido’. Se trata de la primera exposición itinerante sobre esta construcción que partió en dos la actual capital alemana y que Musealia ha creado en colaboración con la Stiftung Berliner Mauer (Fundación del Muro de Berlín) . La muestra permanecerá en Madrid durante seis meses, antes de itinerar por varias ciudades de otros países, tal y como ha hecho con su predecesora dedicada al campo de exterminio nazi y que en la actualidad se puede ver en Los Ángeles. La inauguración será previsiblemente el 9 de noviembre, en el 34 aniversario de la caída del Muro.
De alguna forma, un hilo temporal vincula ‘El Muro de Berlín. Un mundo dividido’ con ‘Auschwitz, no hace mucho, no tan lejos’, ya que si ésta terminaba con la liberación de los campos en 1945, la nueva exposición arranca ese año con la victoria de los aliados y la inmediata gestación de lo que luego sería ‘la Guerra Fría’. Con lo cual y a través de dos exposiciones, Musealia cubre prácticamente todo el siglo XX.
La muestra reunirá más de «500 objetos originales, entre ellos 20 metros del Muro, y materiales que retratan su desarrollo en el tiempo, como el alambre de espino colocado en las etapas iniciales de la división», explica el responsable de Musealia, Luis Ferreiro (Donostia, 1982). «Los regímenes que construyen muros ganan tiempo, pero no atacan sus problemas de fondo».
Al igual que en la anterior ocasión, los responsables de Musealia han apostado también en esta ocasión por relatar en su muestra los grandes acontecimientos, pero ilustrados a través de casos personales extraídos de la vida cotidiana en la República Democrática Alemana, «reutilizados para el contrabando, la provisión de productos básicos y la comunicación entre civiles de ambos lados como un carrito de bebé utilizado para el transporte de mercancías, así como objetos relacionados con la tensión y conflicto internacional de la Guerra Fría manifestado en Berlín».
Colaboración con Hiroshima
En este sentido, habrá objetos pertenecientes a las víctimas de Hiroshima aportadas por el Museo Memorial de la Paz de la ciudad japonesa y fragmentos del túnel de espionaje recorrían la Berlín subterránea». El itinerario expositivo, en el que el visitante invertirá entre dos horas y media y tres horas, se cerrará con objetos en relacionados con la caída del Muro el 9 de noviembre de 1989». Una fecha que, recuerda Ferreiro, no es festiva en Alemania ya que coincide con el pogromo antisemita de 1938 en la conocida ‘Noche de los cristales rotos’.
Una vez más, el secreto de Musealia, una pequeña empresa donostiarra con una decena de trabajadores en plantilla, para acometer un proyecto de estas dimensiones ha sido la búsqueda de aliados y cómplices de entidad. Si en el caso de la muestra dedicada a Auschwitz fue el propio museo polaco el ‘colaborador necesario’, en esta ocasión ha sido la Fundación del Muro de Berlín el socio preferente.
Fue precisamente durante los preparativos de ‘Auschwitz, no hace mucho, no tan lejos’, con los frecuentes viajes a Berlín que implicaron, cuando surgió la idea de acometer este proyecto, explica Ferreiro, apenas un niño cuando el Muro cayó en 1989. «Surge de una preocupación al mirar no tanto el pasado, como la fragilidad actual de las democracias en el mundo. Esa fue la chispa que lo encendió todo».
Así como en la muestra de Auschwitz la tesis que atravesaba la exposición era que al exterminio no se llegó súbitamente, sino que hubo un trabajo previo de deshumanización de las víctimas, en el caso de la del Muro de Berlín Ferreiro indica que la ciudad se ha tomado «como símbolo del enfrentamiento entre dos ideologías que supuso la ‘Guerra Fría’. Es una historia de división, de democracia y de Derechos Humanos, y de cómo las ideologías pueden llevarnos a ese tipo de situaciones». En ese enfrentamiento ideológico, recalca que especialmente entre los años treinta y setenta, «había gente que creía estar luchando por el alma del ser humano del futuro».
Es consciente de que la existencia en el pasado de la Unión Soviética o el Pacto de Varsovia pueden sonar a las nuevas generaciones tan lejanas como el Sacro Imperio Romano «y sin embargo, ese legado continúa conformando de alguna manera nuestra sociedad». Y eso se puede ver en la guerra de Ucrania, ‘hija directa’ de la concepción imperialista que Rusia aún mantiene respecto a los países del antiguo bloque soviético situados en su entorno.
Según su experiencia, en el imaginario de los jóvenes el Muro de Berlín remite de inmediato al ‘muro’ de físico que cierra Europa a la entrada de inmigrantes. ¿Por qué la actitud europea es tan distinta? «Hay muchas diferencias. El Muro de Berlín se construyó para que la gente no saliera y los obstáculos a la inmigración son para que la gente no entre. En torno a este asunto, hay mucha confusión porque la República Federal consideraba que los ciudadanos que huían de la RDA no eran inmigrantes, sino que también eran sus ciudadanos».
La exposición no se detiene en noviembre de 1989, sino que se extiende a los años posteriores, con una unificación alemana que sus críticos califican de ‘absorción’ y que trajo de vuelta el temor a una exacerbación del sentimiento nacionalista germano.
Ampliar
«No es posible entender la tragedia del ‘Titanic’ sin entender el mundo de 1912»
Luis Ferreiro admite que una exposición exigente con el espectador y cuyo recorrido requiere de dos o tres horas supone un desafío para una sociedad cada vez más aquejada de sobrestimulación y déficit de atención, pero asegura que en el caso de sus muestras no ha detectado el fenómeno. «No hemos sentido eso. De hecho, una de las cosas que más nos gustan es ir a la exposición un día normal y ver a 200 personas desconectadas del móvil durante tres horas para conocer una historia», afirma el responsable de la empresa donostiarra. De forma simultánea, Musealia trabaja en torno a la actualización de la exposición dedicada al ‘Titanic’ con la que la firma donostiarra inició su andadura, hace ya más de dos décadas. «Por un lado, estamos haciendo un rediseño completo de la exposición porque lo que hacíamos hace veinte años es muy diferente de lo que hacemos hoy y, por otro, trabajamos en una segunda unidad de la exposición para contarla de otra manera, hablando mucho de inmigración y de aquel mundo de 1912, que está a las puertas de la I Guerra Mundial y sin el que es imposible entender la tragedia del ’Titanic’», apunta Luis Ferreiro.
(Puede haber caducado)