Así logró escapar del conflicto de Sudan Mwape Mulumbi, directora nacional de la ONG Plan International

El repentino estallido de violencia, con bombas, combates y blindados en las ciudades obligó a poner en marcha un arriesgado plan de huida del país de todos los miembros de la organización

La Razón, MWAPE MULUMBI, 29-05-2023

Me llamo Mwape Mulumbi y hasta hace unos días vivía en Jartum, la capital de Sudán. Sudán es un país atravesado por la violencia desde hace mucho tiempo y, aunque el estallido del conflicto ha sido repentino, a los sudaneses no nos ha pillado por sorpresa. Pocos días antes de las bombas, los combates y los blindados en las ciudades, yo volvía de las pirámides de Nubia, cuando vi un convoy que se dirigía a la ciudad de Merowe. El ejército se estaba movilizando, así que teníamos que intensificar nuestros planes de emergencia en la oficina.

Estudiamos los distintos escenarios, escaneamos los documentos importantes, aseguramos los vehículos y pagamos los sueldos de nuestro personal con antelación. Ahora los bancos están cerrados; los colegios, tiendas y todo lo que forma parte de una ciudad también lo está. Las puertas de las casas no se abren, nosotros estuvimos encerrados durante días en las nuestras. Como he dicho antes, el conflicto no nos pilló por sorpresa, desde 2021 teníamos kits de hibernación, esto se traduce en comida y agua, dos productos de primera necesidad que empezaron a escasear muy muy rápido. La comunicación era otro gran reto: la red de telefonía móvil no funcionaba y la conexión a internet iba y venía.

En estas condiciones era muy difícil organizar una salida conjunta de todo mi equipo del país. Con dificultades, conseguimos ponernos de acuerdo para juntarnos en el recinto de UNICEF una tarde de sábado. Pasamos la noche allí organizando cómo podíamos salir. El aeropuerto era escenario de intensos combates y había sufrido daños, así que irnos por aire no era una opción. Decidimos hacerlo en nuestro propio vehículo, otras organizaciones llegaron a alquilar autobuses. La evacuación desde Jartum fue intensa, en nuestro convoy había más de 100 vehículos que trasladaban a 1.500 personas, casi todo personal de oenegés. Teníamos que recorrer unos 1.000 kilómetros sin parar y así lo hicimos gracias a dos conductores que contratamos, solo paramos para repostar e ir al baño.

Sudán es un país desértico y el calor hizo que el viaje fuera aún más duro. En el convoy había personas con problemas médicos, niños, niñas, mujeres embarazadas, etc. Cuando pasábamos por ciudades ocupadas y zonas de combate, pisábamos a fondo el acelerador. Si algo me llamó la atención es que ningún vehículo circulaba en sentido contrario. Después de unas 40 horas y 1.000 kilómetros llegamos a Port Sudán, a las orillas del Mar Rojo.

Allí pasamos otros tres largos días hasta conseguir plaza en un avión militar rumbo a Arabia Saudí. Un vuelo un tanto raro: no había sillas y la gente estaba sentada espalda con espalda, por suerte solo fueron 45 minutos. Una vez en Arabia Saudí respiré por primera vez con tranquilidad. Allí nos dieron una bienvenida muy calurosa, comimos y pudimos descansar. Dos días después nos trasladaron a la oficina regional de Plan International en Nairobi, Kenia, donde me encuentro ahora. Fueron ocho días de un viaje largo y agotador y, aunque ahora esté lejos de mi país, mi cabeza sigue todavía allí. Pienso en mis amigos y colegas, así como en las comunidades y niños y niñas que tienen que vivir día a día el horror del conflicto.

Plan International siguen parcialmente activo en las regiones de Kasala, Nilo Blanco y Kordofán del Norte, donde hay relativa calma. Desde el inicio del conflicto hasta la fecha, la ONG ha prestado ayuda a 2.245 personas en Sudán. Además, ha realizado 2 evaluaciones rápidas de necesidades (los estados de Gezira y Nilo Blanco). En los países limítrofes, Plan International Etiopía ha activado un mecanismo a nivel nacional y regional y está participando en la monitorización, evaluación y análisis de la situación para garantizar una respuesta rápida. En Egipto lograron movilizar con éxito a unos 250 sudaneses para concederles dinero en efectivo polivalente, kits de higiene y kits de dignidad que les ayudaran a sobrevivir mejor en medio de la crisis y a garantizar sus necesidades básicas. En Chad, la ONG prepara un plan de contingencia para ayudar a más de 100.000 nuevos refugiados sudaneses a cubrir sus necesidades vitales: agua, alimentos, letrinas, refugio, atención sanitaria, artículos domésticos esenciales, protección, incluida la respuesta y prevención de la violencia de género, apoyo psicosocial y educación en situaciones de emergencia.

MWAPE MULUMBI, DIRECTORA NACIONAL DE PLAN INTERNACIONAL

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