Los sirios, entre la repatriación de Erdogan y la expulsión de Kilicdaroglu

Los dos candidatos que se disputan este domingo la Presidencia de Turquía planean enviar a millones de refugiados de vuelta a casa

Diario Vasco, Mikel Ayestaran Estambul, 26-05-2023

Los sirios se irán’ es el nuevo eslogan elegido por la oposición turca para intentar derrotar a Recep Tayyip Erdogan en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo. Los refugiados sirios en Turquía, 3,6 millones según la ONU, se han convertido en los protagonistas del pulso político por el poder y gane quien gane saben que las cosas van a cambiar para ellos. El discurso populista se ha hecho fuerte y se culpa a la inmigración de los problemas económicos y de seguridad en el país.

Kemal Kilicdaroglu, etiquetado de socialdemócrata, es quien más ha endurecido su discurso y el martes anunció además su alianza con el ultranacionalista Umit Ozdag, líder del xenófobo Partido de la Victoria. La promesa de la oposición en caso de obtener la mayoría es expulsar a los refugiados en un plazo inferior a los dos años.

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También Erdogan planea su vuelta a Siria y tiene una hoja de ruta ya en marcha, aunque este no es su principal argumento de campaña. El presidente no habla de «expulsión» y emplea el término «repatriación». En un mitin reciente reveló que «trabajamos en un nuevo proyecto para el retorno voluntario de un millón de sirios que se desarrolla en trece zonas diferentes, entre ellas Azaz, Yarabulus y Tel Abyad». El líder islamista desveló que ya ha comenzado la salida de los primeros 500.000 sirios y que, gracias a la cooperación con Qatar, se construirán 240.000 viviendas para ellos en «zonas seguras» en los próximos tres años.

Ankara ha bautizado esta iniciativa como ‘Proyecto para un retorno voluntario, seguro y honorable’ y el ministro de Interior, Suleyman Soylu, viajó a Yarabulus, cerca de Alepo, para la inauguración oficial de «este paso ejemplar para todo el mundo, que demuestra cómo la ayuda humanitaria puede lograr el desarrollo de una región».

Ankara ha dado los primeros pasos para normalizar relaciones con Damasco y el ministro de Defensa, Hulusi Akar, adelantó que establecerán un centro conjunto de operaciones al norte del país, con presencia de sirios, turcos, rusos e iraníes para «monitorizar los incidentes sobre el terreno». Akar confía en que, gracias a la mediación de Rusia y Turquía, el régimen sirio logre «un mejor entendimiento de la realidad al norte de su país y abandone sus exigencias».

Presencia militar ilegal
Lo que pide Damasco para normalizar relaciones es «poner fin a cualquier forma de presencia militar ilegal en el territorio sirio, incluidas las fuerzas turcas, y sin avances en este tema permaneceremos estancados y no alcanzaremos ningún resultado real», en palabras del ministro de Exteriores, Faisal Mekdad. Su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, afirmó que «no somos una fuerza de ocupación» y lamentó que la retirada no es posible de momento ya que «si nos vamos, el vacío será llenado por grupos terroristas. Eso traerá más conflicto armado y más presión en forma de refugiados para nuestro país».

Turquía tiene tropas desplegadas en el norte de Siria, incluida la provincia de Idlib, única que queda fuera del control del régimen y donde hay fuerte presencia de grupos islamistas. La prioridad de los turcos es alejar de su frontera a las Unidades de Protección Popular (YPG), la milicia kurda que es el brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKKJ) y combate de la mano de Estados Unidos, que también cuenta con fuerzas regulares en esta parte de Siria.
El puzle de países implicados y sus agendas es muy complejo y la mayor parte de los sirios refugiados en suelo turco, donde algunos llevan ya más de una década, se resiste a cruzar la frontera. Muchos de ellos no tienen a dónde ir porque sus casas ya no existen y hay una desconfianza enorme ante el más que posible regreso del régimen y sus fuerzas de seguridad tras el pacto entre Ankara y Damasco.

Turquía es el país que más sirios acoge, pero el éxodo causado por la guerra se extiende también a Jordania, donde están registrados 660.000 refugiados, Líbano, con 805.000, Irak, 262.000, y Egipto, 145.000. Todos ellos han mostrado su interés en enviarles de regreso y la gestión del retorno es uno de los motivos por el que la Liga Árabe ha readmitido a Bashar al-Assad, ganador del conflicto.

En la última encuesta realizada por Acnur, el 94% de los refugiados dijo que no piensa regresar a su país en los próximos doce meses y apuntó a la «falta de seguridad» como motivo principal. El problema es que ellos no tienen la última palabra y serán los gobiernos de sus países de acogida quienes dicten su futuro.

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