«No olvidemos que la guerra sigue en Ucrania»

La celebración del Día de la Camisa Bordada en Donostia reivindicó la «cultura ucraniana en estos tiempos difíciles»

Diario Vasco, Mikel Calvo, 22-05-2023

guerra sigue. Ucrania continúa sufriendo una invasión injustificada. No debemos olvidarlo». Es lo que se ha recordado este viernes por boca del centenar de ucranianos que han respondido al llamamiento de la Asociación Ucrania-Euskadi para celebrar en Donostia el Día Mundial de la Camisa Bordada, una prenda que «identifica nuestra cultura y nuestro alma como ucranianos». Pero, sobre todo, se ha tratado de una jornada para «hacer un llamamiento de apoyo a Ucrania, a su pueblo y a su cultura en estos tiempos difíciles de lucha por la libertad de nuestra nación», tal y como ha proclamado Natalya Mykhaylevska desde la carpa que la organización de cooperación al desarrollo a Ucrania dispuso a unos metros del Kiosko del Boulevard.

La camisa, «para que me entiendas», ha acertado Mykhaylevska, «es para nosotros lo que para los vascos es la txapela, es parte de nuestra esencia, de nuestro ADN». La ‘Vyshyvanka’ –su nombre original– tiene siglos de historia. Antiguamente, cada ucraniano tejía su propia camisa, pero ahora hay miles de tiendas en Ucrania que la comercializan. Cada una tiene su origen y diseño específico: «el cuadrado significa armonía, equilibrio y suerte; el rombo es un símbolo de fertilidad y la cruz es la protección contra el mal. Es nuestro amuleto, nuestra coraza», ha detallado Mykhaylevska.

Imagen principal – Natalya Mykhaylevska. Ucranianos en la fiesta y una camisa bordada.Imagen secundaria 1 – Natalya Mykhaylevska. Ucranianos en la fiesta y una camisa bordada.Imagen secundaria 2 – Natalya Mykhaylevska. Ucranianos en la fiesta y una camisa bordada.
Natalya Mykhaylevska. Ucranianos en la fiesta y una camisa bordada. Lobo Altuna
Más allá de la prenda, el día se ha constituido como la ‘excusa’ perfecta –en el mejor de los sentidos– para recordar que la guerra continúa en Europa y reivindicar que la ayuda «sigue siendo más necesaria que nunca». Además, la celebración ha coincidido con el primer aniversario de la evacuación de los defensores ucranianos de la acería Azovstal de Mariúpol.

Desde que se ha inciado la guerra la Asociación Ucrania-Euskadi ha doblado esfuerzos para dar cobertura a los «más de 3.500 ucranianos» que viven en Gipuzkoa. «Tenemos tres vías de ayuda: una, que mantenemos desde el principio pero ahora de manera más intensa, es el envío de material a Ucrania. Otra es la ayuda a los refugiados y la tercera es la propia que tenemos como asociación cultural», como el evento celebrado este viernes en el centro de Donostia.

Poco más de un año ha pasado desde el comienzo de la invasión, un tiempo en el que «han venido muchos refugiados a los que tratamos de ayudarles en su proceso de integración. Contamos con psicólogos y con abogados que nos ayudan con todos los temas administrativos», apuntaron desde la asociación.

«Destruyeron nuestra casa»
Una de esas refugiadas que se apoyó en la Asociación Ucrania-Euskadi a su llegada a Gipuzkoa es Angelina Drozd, una joven de 21 años que huyó de su Horenka natal, un pueblo a 7 kilómetros de Kiev, y que este viernes ha participado en el Día de la Camisa Bordada en Donostia. Nada queda de su casa, asegura. «Solo escombros». Drozd llegó a Donostia junto a su hermana de 13 años y su madre. Atrás dejó a su padre, que se quedó en Kiev al cuidado de sus padres y los de su mujer. Drozd se emociona al recordarle, pero dice «que le entiende. Le echamos de menos, claro. Pero se tenía que quedar para cuidar a nuestros abuelos, que se negaron a dejar el país».

La joven, que domina el euskera ya que una familia de Donostia le había acogido anteriormente en el marco de programas de acogida a niños Chernobyl, trabaja como traductora en Lauka, una asociación vinculada a la Diputación de intervención familiar y comunitaria. Dice que es «feliz» en Donostia, pero insiste en que «no debemos olvidar el sufrimiento mi país».

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