Más de 10.000 inmigrantes se agolpan en la frontera entre Estados Unidos y México, ante la retirada la medianoche local de este jueves (6.00 hora del viernes en España) del Título 42, que habilitó las deportaciones exprés durante la pandemia. las autoridades de ambos países se esfuerzan por dar respuesta al caos migratorio.

Migrantes venezolanos descansan sobre unos vagones en México en su viaje hacia la frontera con Estados Unidos.Migrantes venezolanos descansan sobre unos vagones en México en su viaje hacia la frontera con Estados Unidos. GUSTAVO GRAF | REUTERS
En el valle del río Grande, el 4 mayo, más de 6.000 inmigrantes se encontraban bajo custodia de una patrulla fronteriza con capacidad para hacer frente a solo 4.600. Tres ciudades de Texas— Brownsville, Laredo y El Paso— se han visto obligadas a declarar el estado de emergencia por el aumento del flujo de migrantes. Al otro lado de la frontera, la situación no es mucho mejor. A Tijuana han llegado más de 15.000 migrantes con la esperanza de poder cruzar la frontera. «No sabemos lo que les está motivando. Esa es la pregunta del millón. Creemos que podrían ser los traficantes», comentaba lunes el director de Asuntos Migratorios de Tijuana, Enrique Lucero. Según Lucero, los traficantes serían responsables de difundir la idea de que la retirada del título 42 facilitará su entrada en el país.

La realidad es que, en previsión del cambio legal, el Gobierno estadounidense lleva varios meses gestionando un endurecimiento de las políticas migratorias. En ese esfuerzo se enmarcan medidas como la que descalificará a todos aquellos candidatos a asilo que no hayan presentado una solicitud previa en otro país y que entrará en vigor en el momento en el que el Título 42 quede sin efecto.

Durante los últimos tres años, el Título 42, justificado por la emergencia sanitaria ante el covid-19, ha permitido a los agentes fronterizos decretar las expulsiones en caliente de aquellos inmigrantes ilegales que pisaban suelo estadounidense sin darles la oportunidad de solicitar asilo. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) norteamericana, el título ha amparado casi un millón de deportaciones anuales durante los últimos dos años y más de 224.000 en los tres primeros meses del 2023.

«Un sistema roto»

El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, aseguró a la cadena CBS que están «preparados» para el fin del Título 42, pero también dijo que todo lo que hacen «tiene lugar dentro de un sistema de inmigración roto». La Casa Blanca insistía en que la estrategia para lidiar con la crisis se centra en «cumplir la ley, disuadir y usar la diplomacia». Aunque el presidente Joe Biden anticipaba en los próximos días un escenario «un poco caótico». Para reducir ese caos ordenó el despliegue de 1.500 militares para apoyar a las agencias encargadas de la seguridad fronteriza, y de 2.500 miembros de la Guardia Nacional.

Biden y López Obrador han hablado varias veces en lo que va de año para coordinar la respuesta al cambio legal, la última vez este martes. La colaboración entre los dos Gobiernos será crucial en un momento en que ambos Ejecutivos están enfrentados a cuenta de la crisis del fentanilo, en la que Washington acusa a México de estar siendo excesivamente permisivo.

Con la retirada del título 42, las autoridades de Estados Unidos predicen que el ritmo de llegadas aumente hasta alcanzar las 13.000 personas diarias, muy por encima de la media de cerca de 6.000 registradas durante los primeros 180 días de la Administración Biden.

Amenaza de impago de EE.UU. ante la falta de acuerdo del techo de deuda

El presidente de EE.UU. y los líderes del Congreso se reunieron el martes para tratar de desbloquear la negociación del techo de deuda. La reunión se cerró sin acuerdo para evitar el impago de la deuda nacional, cuyo límite de 31,4 billones de dólares ya se alcanzó el 19 de enero, por lo que actualmente el Gobierno está recurriendo a dinero en sus reservas para pagar las deudas que ha contraído. El Departamento del Tesoro estima que esas reservas se agotarán el 1 de junio, momento en que EE.UU. entraría automáticamente en una suspensión de pagos, la primera de su historia.

Joe Biden acusó ayer a los legisladores republicanos de tomar a la economía «como rehén» al condicionar la suspensión del techo de deuda a la aprobación de importantes recortes del gasto público. El líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, dijo que había pedido al presidente que se preguntase si «no había algún lugar en el que se pudiese ahorrar», en línea con el plan restrictivo que su partido aprobó hace semanas.