El sueño migratorio descarrila en El Paso
Miles de personas esperan en la frontera a que el final de la orden de expulsión inmediata facilite su entrada en EE UU, pero se equivocan
Diario Vasco, , 11-05-2023Hay un huracán atravesando Centroamérica que tiene previsto tocar tierra en El Paso (Texas) el jueves a las 22.00 hora local, medianoche de Washington. En ese momento dejará de estar en vigor el título 42 que Donald Trump activó en marzo de 2020 con la excusa de la pandemia para poder expulsar expeditamente a quien cruzase ilegalmente la frontera sin necesidad de escuchar sus peticiones de asilo político. Cientos de miles de personas creen que a partir del viernes será más fácil conseguirlo en EE UU, pero se equivocan.
«Será caótico durante un tiempo», ha admitido el presidente, Joe Biden, que sin embargo prepara una respuesta tan dura que hará palidecer las políticas de Trump. El título 42 dejará paso al título 8, que si bien obligará a las autoridades a escuchar las peticiones de asilo político, también permitirá deportar formalmente a quienes entren ilegalmente en el país en lugar de entregarse en el puerto de entrada para solicitar ese asilo. La deportación ya no será la expulsión expedita que se ha llevado a cabo sistemáticamente desde 2020, sino que se registrará en el historial del migrante y le impedirá entrar en EE UU durante cinco años. Quienes violen esa orden se convertirán en delincuentes y podrán acabar en la cárcel.
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Johana Gil
El secretario de seguridad doméstica, Alejandro Mayorkas, tiene en el bolsillo un puñado de medidas para el más difícil todavía. Su anuncio llega tarde para los entre 10.000 y 35.000 migrantes que esperan en el lado mexicano el fin del título 42. Y qué decir para los 80.000 que están en camino, según habría dicho el presidente guatemalteco, Alejandro Giammatttei, al congresista texano Tony Gonzales. Según éste, el mandatario centroamericano ha tratado de alertar a la Casa Blanca «pero nadie contesta sus llamadas», dijo el republicano a la cadena Fox.
Entre 10.000 y 35.000 migrantes esperan en el lado mexicano a que se ponga fin al Título 42
La derecha estadounidense vuelve a anticipar la temida invasión de desarrapados que Donald Trump grabó a sangre y fuego en el subconsciente colectivo y eleva la previsión oficial de hasta 10.000 migrantes diarios a un total de 700.000. «Una población mayor que la que de Boston», advertía el influencer John Joseph en Instagram. «¿Y quiénes son? ¿A dónde van? ¿Quién va a pagar por esto? Algunos países de Sudamérica están vaciando las prisiones y mandándonos a sus delincuentes», amenazaba sin más datos.
120.000
migrantes
se concentrarán en los próximos días en el lado mexicano de la frontera entre el país azteca y Estados Unidos. El caos está garantizado, según desvelan las ONG.
Pese a que sólo le separa de la mítica Ciudad Juárez un puente internacional de cinco carriles, El Paso llegó a ser una de las urbes más seguras de Estados Unidos. Hoy las autoridades demócratas piden a la población que cierre las puertas de sus casas y no deje nada de valor en el coche. En previsión de la avalancha se ha declarado ya el estado de emergencia. Los vientos que preceden a la tempestad han dejado los alrededores de la Iglesia del Sagrado Corazón llenos de basura y jirones de improvisadas carpas. Hasta el martes, un total de 3.300 personas aproximadamente acampaban en torno al templo jesuita y el albergue que acoge a unas 150 mujeres y niños, los más vulnerables.
Los papeles y la vacuna del covid
Al amanecer, agentes de seguridad fronteriza vestidos de paisano repartieron entre los migrantes que dormían al raso con un ojo abierto una extraña octavilla sin firma ni identificación. En ella se les instaba a entregarse en la estación más cercana de la patrulla fronteriza, a pocas manzanas, «para ser procesado y puesto en la vía migratoria correcta». La mayoría lo leyó con desconfianza. «Te conviene», les dijeron los hombres.
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Los más advenedizos, o tal vez los más desesperados, decidieron fiarse. Se encaminaron con lo puesto al final de la calle Oregón sur que entronca con el puente internacional Paso del Norte. «Y sí, ocurrió exactamente como nos habían prometido», explicó el venezolano de 37 años Jorge Luis Benítez. «En media hora nos dieron nuestros papeles y hasta nos pusieron la vacuna del covid», contó ufano. «Esto es lo que siempre había soñado. Los americanos se han portado».
Agentes de paisano reparten octavillas entre los extranjeros donde se les insta a entregarse en la estación más cercana de la patrulla fronteriza
Pronto otros siguieron sus pasos por la avenida Oregón e hicieron cola bajo un sol implacable para conseguir un salvoconducto como el suyo que le permita moverse libremente por el país durante los próximos dos años hasta la cita judicial que se le ha dado. Viajar en transporte público, dormir en albergues oficiales, recibir ayudas y revestirse de una falsa sensación de legalidad.
Sólo que al caer la tarde, los números no cuadraban. El campamento junto a la iglesia del Sagrado Corazón que había amanecido como un hormiguero estaba medio desolado. «¿Dónde están los demás?». La sospecha de que estaban siendo expulsados de vuelta a México o trasladados a centros de detención se materializó con algún que otro mensaje aterrado de quienes lograron esconder el teléfono. ¿Había sido una trampa para vaciar el centro de El Paso antes de que el huracán humano descargue su furia?
«Sólo queremos una vida mejor»
Una migrante colombiana anónima resume el sentir general de latinoamericanos que esperan en la frontera. «Sólo queremos una vida mejor. No queremos hacer daño a nadie, lo único que queremos es trabajar», puntualizó.
«Pues claro, esto ha sido siempre una trampa desde el principio», Replicó Betty Camargo, directora de programas estatales de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos. Y los flamantes salvoconductos que los agraciados interpretan como el principio del sueño americano son en realidad el comienzo de un proceso de deportación en diferido, que tendrán que enfrentar en dos o tres años, según la cita judicial que les haya dado la patrulla fronteriza.
El milagro que permitirá seguir el camino a unos, es también el cebo que ha truncado el viaje de muchos y el imán que alentará a los que están en camino siguiendo una estrella que brilla en el cielo de guía hacia un lugar de paso en El Paso.
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