Bien es cierto que el de la escena Off – Broadway – es decir, el teatro independiente neoyorquino – en el que Harold Scott consiguió sus aplausos más sonados, siempre fue un mundo mucho menos racista que el resto de Estados Unidos. Pero del teatro de Cincinnati no podemos decir lo mismo, pese a que Scott llegó a ser el primer director de programación negro del Centro Dramático de la localidad.

Fallecido el pasado día 16, recordarle por ese único mérito sería menoscabar a un actor, director y productor teatral que fue colaborador del genial director Elia Kazan – siempre ensombrecido por su modo de obrar en la caza de brujas contra el comunismo que se libró en el país en los años 50 – en la compañía del Lincoln Center, y que fue mentor de Morgan Freeman en sus primeros pasos en la escena.

Aunque la biografía de Harold Scott toca de refilón a algún otro cineasta de renombre, además de los ya citados, lo cierto es que se dedicó casi exclusivamente al teatro. Tanto fue así que su filmografía comprende un único título Monkey, Monkey, Bottle of Beer, How Many Monkeys Have We Here? (1974), un telefilme basado en un montaje del Centro Dramático de Cincinnati.

Actor en verdad apreciado por los aficionados a la escena estadounidenses, tras licenciarse en Harvard, Scott fue merecedor de un premio Obie – dedicado a distinguir a los mejores actores de color – por su creación de uno de los reclusos en la obra Estricta vigilancia. Fue aquel un montaje sobre el texto homónimo de Jean Genet estrenado por el Theatre East – una de las más prestigiosas compañías de Los Angeles – en 1958. Otro texto de Genet, Los negros le llevó a los escenarios Off – Broadway y, dos años después, ya como miembro de la compañía de Kazan, llegó al Broadway propiamente dicho.

No tardaría en conseguir el mismo aplauso en ambas escenas. En lo que al Broadway comercial se refiere, Harold Scott logró sus mayores ovaciones en estrenos como After the Fall, Marco Millions e Incidente en Vichy, este último sobre un texto de Arthur Miller. En lo que al teatro independiente se refiere, se le recuerda especialmente en sus creaciones de El sueño americano y La muerte de Bessie Smith, de Edward Albee.

Como productor, Scott debutó en el Broadway comercial en 1969 con la pieza The Gingham Dog. Como director, levantó por primera vez el telón en 1978, The Mighty Gents fue el título de la obra. Pero su gran aplauso como director teatral habría de conseguirlo en 1988 con una adaptación de De repente, el último verano, un acercamiento al mundo de Tennessee Williams, autor que a Scott le era tan afecto como al resto de los actores de su generación.

Director de programación del Centro Dramático de Cincinnati desde 1972, a partir de entonces y hasta sus últimos años compaginó dicha labor con la producción y dirección de montajes para Arena Stage (Washington), Repertory Theatre (Seattle), Alliance Theatre Company (Atlanta), entre otros prestigiosos escenarios.

Harold Scott, director teatral estadounidense, falleció el 16 de julio de 2006 en la localidad de Newark (EEUU) a los 70 años de edad.