Detenido dentro en un armario el hombre que mató con un fusil de asalto a cinco de sus vecinos en Estados Unidos
Cerca de 250 agentes emprendieron la búsqueda de Francisco Oropeza, después de que asesinara sin miramientos a una familia hondureña, entre ellos un menor de edad
La Voz de Galicia, , 04-05-2023Los cobardes se enfrentan a tiros con mujeres y niños, pero no con la policía. El viernes por la noche Francisco Oropeza, al que le gustaba hacer prácticas de tiro en el jardín trasero, respondió con un fusil de asalto AR-15 a las súplicas de sus vecinos de la localidad texana de Cleveland para cambiar de escenario, porque despertaba a su recién nacido. «Se lo pedimos respetuosamente, pero nos dijo que en su propiedad hacía lo que le daba la gana», contó uno de ellos, Wilson García. Cuando la policía le halló el martes por la tarde, escondido en el armario bajo una pila de ropa, no opuso resistencia.
Acababa así, bajo fianza de un millón de dólares, la frenética persecución de 250 agentes para dar caza a este mexicano de 38 años, cuatro veces deportado tras entrar varias veces de forma ilegal en Estados Unidos, que mató a cinco hondureños en un arrebato de ira. Tres de ellos eran mujeres, además de un niño de 9 años y un joven de 18. El gobernador de Texas, Greg Abbott, prefirió referirse a ellos como «cinco inmigrantes ilegales», lo que trajo una ráfaga de críticas en las redes sociales, donde también se demostró que se equivocaba: al menos una de las víctimas, Diana Velázquez Alvarado, residía legalmente en Estados Unidos, donde trabajaba como activista comunitaria y defensora de los derechos de los migrantes. Su marido proporcionó una copia de su tarjeta de residente para que otros pudieran responder al gobernador. Al sheriff del condado de San Jacinto, Greg Capers, le resultaba indiferente. «No me importa si eran legales o ilegales. Estaban en mi condado y ahí es donde está mi corazón, en proteger lo mejor posible a la gente de mi condado». Capers también les había fallado. La familia había llamado tres veces a la policía antes de que el vecino la emprendiera a tiros el sheriff alega que solo tiene tres hombres para un territorio de más de 1.000 kilómetros cuadrados.
Disparó a mujeres y niños
Cuando Wilson García vio llegar a su vecino empuñando un rifle semiautomático, le dijo a su esposa que se metiera dentro. «No, métete tú», respondió ella, «no va a disparar contra una mujer». Fue la primera víctima. Su amiga, Sonia Argentina Guzmán, le dio la noticia y le empujó a saltar por la ventana. «Tus hijos ya han perdido a su madre, alguien tiene que sobrevivir para cuidarles». Acto seguido ella misma recibió otro disparo mortal, al igual que su hijo Daniel, de solo nueve años. Sus amigas Diana Velázquez Alvarado, de 21, y Julisa Molina Rivera, de 31, murieron mientras protegían al bebé de un mes y la niña de cinco años de la pareja, a los que escondieron debajo de los cojines, al igual que el joven de 18, José Jonathan Cásarez. Otros tres niños que presenciaron la escena resultaron heridos.
La policía utilizó la señal del móvil para rastrear al criminal, pero horas después la pista desapareció. Fue la llamada de un ciudadano, animado por la recompensa de 80.000 dólares que se ofrecía por cualquier información sobre él, la que permitió encontrarle en una casa a solo 18 kilómetros de distancia. Su pareja, Divamara Lamar Nava, y dos amigos han sido detenidos por ayudarle en la fuga.
Agentes SWAT en la escena de otro triple asesinato en Texas.
Un hombre armado con un fusil de asalto mata a cinco personas en Texas tras pedirle estas que dejase de disparar en el jardín porque querían descansar
LA VOZ
Cinco personas de nacionalidad hondureña, incluido un niño de 8 años, murieron ayer, viernes, en un tiroteo en una vivienda en el condado de San Jacinto (Texas), a unos 90 kilómetros de Houston, informó hoy la oficina del sheriff de ese condado texano.
El autor del tiroteo, de nacionalidad mexicana, se ha dado a la fuga y podría estar armado con un fusil de asalto AR-15, un arma usada en muchos de los tiroteos de los últimos años, dijo el sheriff del condado de San Jacinto, Greg Capers, en una rueda de prensa horas después del suceso. Capers explicó que las víctimas fueron disparadas en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una «ejecución».
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