Primero de Mayo

Los retos del mercado laboral vasco

Dos trabajadoras mayores de 45 años, una inmigrante y un joven encarnan algunos de los retos que tiene el mercado laboral vasco, como son las dificultades para reengancharse o lograr empleos estables y de calidad

Diario Vasco, Pilar Aranguren San Sebastián, 02-05-2023

Cristina Domec (55 años) Trabajadora estable

«Hay que incentivar más el empleo de los mayores de 45»
Es viernes y Cristina Domec no para de atender a las clientas de la sección de pescadería del supermercado de BM de Gros. En medio de semejante trajín se toma cinco minutos de respiro para explicar su situación laboral. Esta donostiarra de Añorga se siente afortunada porque tras permanecer cuatro meses en el paro ha vuelto a reengancharse al mercado laboral.

Edadismo
«La edad siempre va a ser un hándicap. Piensas que van a priorizar a los jóvenes, pero hay hueco para todos»
Una circunstancia que no es muy habitual para las personas mayores de 45 años, que encuentran muchas trabas a la hora de volver a trabajar. De hecho, más de la mitad de las personas que están en el desempleo en Euskadi superan esa edad, como recordó recientemente la vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia. Son más de 60.000, una cifra nada desdeñable y a tener en cuenta a la hora de diseñar políticas de empleo porque falta, y faltará aún más en unos pocos años, mano de obra en Euskadi.

Ese es uno de los retos del mercado laboral vasco, muy envejecido. Cristina Domec señala que cuando «te quedas en el paro siempre tienes ese miedo, de que no van a contar contigo por la edad y de que van a priorizar a los jóvenes».

Relata que después de trabajar muchos años en una empresa de distribución alimentaria se acabó la relación y se apuntó en Lanbide. «Estuve cuatro meses en el paro y el servicio de empleo me llamó para ofrecerme un cursillo de pescadería. Acepté y estoy trabajando en el BM desde hace un mes y medio». Esta cadena ha contratado el último año a 83 personas mayores de 45 años.

Tiene un contrato de jornada completa. «Como todos los trabajos tiene lo suyo, pero no me quejo», relata. Respecto a las dificultades añadidas que se encuentran los mayores de 45 años para acceder a un empleo, indica que «siempre tienes miedo de que van a priorizar a los jóvenes a la hora de contratarlos, porque se entiende que están más capacitados, pero no se puede despreciar la experiencia de los que llevamos muchos años trabajando». Por ello, cree que se debería incentivar más la contratación de esa mano de obra tan importante para el mercado laboral vasco. E indica que debería haber también una mayor conciencia por parte de las empresas y no cree que el currículo ciego (sin poner la edad) sea la panacea, «porque en cuanto pones la experiencia ya saben más o menos la edad que tienes y pueden hacer ese filtro».

«Cuesta más que te den un trabajo estable con 49 años»
Marisol colmenero (49 años) Trabajadora temporal

«Cuesta más que te den un trabajo estable con 49 años»
Tiene esa edad en la que dice «cuesta mucho que te den un empleo estable». A sus 49 años Marisol Colmenero ha conocido muchos trabajos, el desempleo y también empleos temporales, como el que tiene en la actualidad. «Estoy de camarera cubriendo una baja. Cojo lo que me sale», reconoce esta eibartarra, madre de dos hijas, una de ellas en la universidad, «con todo lo que eso conlleva de gastos», recuerda.

Marisol estuvo cuatro años trabajando en Ford Kondia, donde se dedicaba a la limpieza de coches, pero cerró «y los que llevábamos menos tiempo nos quedamos en la calle. Nos dijeron que no podían recolocarnos». Fue a finales del año pasado y desde entonces ha cubierto dos bajas, la de ahora y anteriormente estuvo dos meses en una oficina.

Currículo ciego
«No tiene mucho sentido porque luego vas a la entrevista y te echan para atrás. Es tiempo perdido y te quemas más»
Cuando no trabaja aprovecha para formarse, pero lamenta que las oportunidades laborales estables que surgen a esta edad no son muchas. «No es fácil y te agobias, porque además tengo que cotizar por todas mis horas, si no, qué voy a cobrar».

Entiende que las empresas prefieran contratar a los jóvenes, para ir formándolos, pero reclama también un espacio en el mercado laboral para los más veteranos. «La edad influye mucho. Además, han cerrado muchas empresas».

Respecto a la posibilidad de impulsar currículos ciegos para impedir que se produzca esa discriminación por la edad, cree que «no tiene mucho sentido no poner la edad, porque luego vas a la entrevista y te echan para atrás. Al final, es un tiempo perdido y te quemas más». Recuerda que tendrá que trabajar hasta los 67 años y que todavía le queda mucho recorrido laboral.

«Quiero crear mi propia empresa y analizo el mercado»
Amy ortez (34 años) Inmigrante

«Quiero crear mi propia empresa y analizo el mercado»
La historia de Amy Ortez, una nicaraguense de 34 años, es como la de otros muchos inmigrantes, miles, que han venido a Gipuzkoa en busca de un trabajo y han tenido que esperar tres años para poder tener uno en regla. Esta técnico superior agropecuaria, tuvo que dejar su país «por la situación sociopolítica» al perder su empleo. «Trabajaba para una entidad del Gobierno, que suspendió esos proyectos en los que estábamos y me quedé sin empleo. En una semana tomé la decisión de venir a España, entre otras cosas porque tenía aquí familiares. Era verano de 2018 y cuando llegó ya tenía un trabajo cuidando niños; posteriormente estuve con la misma familia cuidando a mayores».

Pero tuvo que esperar tres años para legalizar su situación y optar a un trabajo en la hostelería. Mientras tanto se formó como cuidadora profesional. Pero en cuanto pudo dio el salto a la hostelería. En junio del año pasado logró un contrato a jornada completa en el bar Karela de Tolosa. Un trabajo en el que está muy a gusto, dice, y del que se está formando realizando cursos subvencionados por Lanbide. «Por el momento es un trabajo que me ayuda a suplir todas las necesidades que tengo, que me sirve para llegar a fin de mes». Amy tiene dos hijos en Nicaragua, de 14 y 9 años, que espera poder traerlos este año.

Permiso de residencia
«Es una pena tener que esperar tres años para un trabajo en regla. En ese tiempo ni podemos cotizar ni pagar impuestos»
No niega que «a veces es un trabajo muy duro, pero te permite aprender cosas nuevas». Con todo, no se ve toda la vida trabajando de camarera. Y es que tiene un objetivo claro, como es crear su propia empresa. «Necesito cierto capital para empezar. Puede ser poco a poco o que alguien te eche una mano. Me he formado en gestión empresarial y estoy analizando el mercado para encontrar un proyecto que sea viable». Es consciente de que va tener que seguir formándose en todo lo relacionado con la digitalización.

Se trata de una persona con vocación emprendedora. Amy lamenta que los inmigrantes tengan que esperar tres años para tener los papeles y acceder a un trabajo en regla. «En esos tres años no podemos cotizar, ni pagar impuestos». Ve con buenos ojos que se puedan traer inmigrantes y concederles la residencia para trabajar aquí mientras te ofrecen una formación dirigida a esos empleos que tanto se necesitan cubrir. De hecho, casi ocho de cada diez nuevos empleos generados en Gipuzkoa en el último año lo han copado trabajadores extranjeros.

«Es más fácil lograr trabajo, pero son más precarios»
Ibai Penella (19 años) Estudiante y pluriempleado

«Es más fácil lograr trabajo, pero son más precarios»
Pese a su juventud tiene 19 años a punto de cumplir 20 Ibai Penella tiene esa doble faceta de estudiante y trabajador pluriempleado para poder sufragarse los estudios, lo que le permite tener una perspectiva muy pegada a la realidad del mercado laboral.

Este joven irundarra está terminando segundo de bachillerato en el Instituto Pío Baroja de la ciudad fronteriza, pero pretende estudiar periodismo en la facultad de Leioa de la UPV/EHU.

Es su vocación y tiene claro que quiere dedicarse a ello. De hecho apunta que ya ejerce desde hace años de periodista. «Presento un programa de televisión especializado en balonmano», explica, pero apunta que quiere dedicarse al 100% a ello. Para poder pagarse la carrera también trabaja por las mañanas de camarero y el fin de semana.

Redistribución
«Hay una gran desproporción entre lo que ganan las grandes empresas y los sueldos que pagan»
Ibai comenta que en estos momentos «hay más oportunidades de encontrar un empleo que al inicio de la crisis financiera, pero los que se consiguen son muy precarizados». Se refiere sobre todo «a los del sector terciario que, en general no te garantizan una calidad de vida y hace muy difícil que los jóvenes podamos emanciparnos».

No cree que falte mano de obra autóctona, aunque considera que «esas condiciones tan precarias hacen muchas veces que sean los inmigrantes los que ocupen determinados puestos de trabajo, porque no se pueden permitir rechazar esos empleos».

Este joven critica que las grandes empresas o cadenas tienen «unos beneficios desproporcionados con la retribución de sus trabajadores. Deberían practicar políticas más redistributivas», remarca. Esa sería, opina, «la mejor receta para retener y atraer talento».

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