El Papa se reúne con refugiados en Hungría, la piedra en el zapato de Orbán

El Pontífice evita mencionar las duras condiciones en las que se encuentran los indocumentados que intentan entrar en el país por la ruta balcánica

ABC, Javier Martínez-Brocal, 29-04-2023

En la mañana del sábado, el Papa Francisco se trasladó a uno de los distritos más pobres de Pest, para una visita a la que ha querido dar alto contenido simbólico. El Pontífice se reunió en una basílica con unas 600 personas, la mayoría refugiados asistidos en Hungría por instituciones de la Iglesia. Aunque muchos han escapado de la guerra en Ucrania, otros han entrado al país por la frontera con Serbia, a través de la «ruta balcánica».

Ésta es, después de la «ruta mediterránea», la segunda por la que se registran más entradas de indocumentados a Europa. Después de la crisis de refugiados de 2015, cuando entraron en Hungría unos 400.000 emigrantes irregulares, la mayoría para continuar el viaje hacia otros países de la UE, Orbán reforzó las alambradas y diseñó un procedimiento de asilo bastante enrevesado que obliga a los solicitantes de asilo a realizar los largos trámites en el consulado de Belgrado.

En la práctica, sólo 44 personas han podido seguir esta burocracia en 2022, y de ellos sólo fueron concedidos cuatro permisos. A quienes entran en el país de modo irregular e intentan desde dentro regularizar su situación, se les niega automáticamente.

Por otro lado, en 2022, las patrullas en la zona fronteriza expulsaron inmediatamente a Serbia a unas 158.000 personas que intentaban entrar en el país saltando las alambradas o cruzando el río. La cifra es el doble del año anterior. En lo que va de año, otras 15.000 personas han sido expulsadas en la misma zona. La mayoría proceden de países Siria o Afganistán, pero también de Turquía y Paquistán.

Por contraste, el país ha sido muy generoso con Ucrania. Se calcula que desde que comenzó la invasión, entre 2,8 y 4 millones de personas han escapado de Ucrania a través de Hungría. De ellos, unos 35.000 han solicitado y recibido un permiso especial para residir en el país.

Un mensaje por sí mismo
En este contexto, el encuentro del Papa Francisco con refugiados, era ya un mensaje por sí mismo. Su línea es que todo país tiene naturalmente derecho a controlar sus fronteras, pero que se debe prestar ayuda a quienes se ven forzados a escapar. La propuesta que el Papa ha lanzado a lo largo de estos años es realizar corredores humanitarios para quienes precisen escapar de zonas de guerra o de violencia.

El Papa Francisco abandona la Iglesia greco-católica de la Intercesión de la Theotokos tras reunirse con la comunidad greco-católica REUTERS

Este sábado en Budapest el Pontífice ha preferido mirar lo positivo y dar las gracias a Hungría y a las instituciones católicas del país «por el modo como han acogido, no sólo con generosidad sino también con entusiasmo, a muchos refugiados procedentes de Ucrania».

Luego, con tono íntimo, ha recordado a este país que vive el cristianismo en clave identitaria, que la ayuda a pobres y necesitados permite «que la fe que profesamos no sea prisionera de un culto alejado de la vida y no se convierta en presa de una especie de ‘egoísmo espiritual’, de una espiritualidad que me construyo a la medida de mi tranquilidad interior y de mi satisfacción»

«Necesitamos una Iglesia que hable con fluidez el lenguaje de la caridad, idioma universal que todos escuchan y comprenden, incluso los más alejados, incluso los que no creen», ha añadido.

Refugiados de Afganistán, Venezuela y Ucrania
Las 600 personas que había en la iglesia representaban de alguna forma el drama de la emigración en Europa del Este. Le escuchaba un refugiado afgano que prefería no dar su nombre, y que explicó a ABC que entró en el país en 2016. Entonces estuvo en un campo de refugiados, del que le sacó un sacerdote mientras se resolvían los trámites. Ahora, gracias a una organización católica, tiene un trabajo y reside en Budapest, pero si hubiera atravesado las fronteras unos meses más tarde, habría sido expulsado inmediatamente.

También estaba en uno de los bancos Maria Rosa, de Venezuela. Vive en Budapest desde hace dos años. Asegura que perdió la paciencia después de esperar sin éxito durante semanas que regresara el agua y la electricidad. Entonces, decidió salir del país con su hijo Manuel, de 10 años, rumbo a Europa. Pudo establecerse aquí gracias a que su abuela era húngara. Aunque le sigue costando el idioma, tiene trabajo y no hace planes de regresar a su patria. «A mí hijo le cuesta mucho, porque aquí más que fútbol, hacen natación», bromea.

Sí que hacen planes de regresar a casa varias familias ucranianas que también asistieron al encuentro con el Papa. Katrina viene de Járkov. Le acompañaron sus tres hijos. Cuenta que escapó con ellos cuando estalló la guerra y que ahora trabajan en como trapecistas en un circo. «Estoy feliz de estar aquí rezando por la paz con el Papa», asegura emocionada.

También estaba Olessia, que escapó el año pasado de Kiev con sus dos hijas, y embarazada de la tercera, que nació hace seis meses en Hungría. «Estoy en Hungría, pero tengo la cabeza y el corazón en Ucrania», reconocía a ABC.

En primera fila asistió una numerosa familia de gitanos húngaros vestidos con coloridos trajes, que improvisaron unas canciones cuando el Papa se estaba marchando. El ritmo contrastaba con el austero estilo del resto del encuentro, y Francisco se acercó para saludarles. Entonces, le pidieron permiso para bendecirle, y el Pontífice aceptó. «Que Dios te bendiga y te cuide», entonaron conmoviendo al Papa.

Por otro lado, el Papa Francisco se ha reunido esta mañana en la nunciatura con el ex ministro de exteriores del Patriarcado de Moscú. El metropolita Hilarión fue destinado a Budapest en junio de 2022, aparentemente por no haber sostenido claramente la invasión de Ucrania. Desde entonces, se ocupa de los ortodoxos rusos que residen en Hungría. Después de años colaborando estrechamente con el patriarca Kirill, la distancia le convierte en candidato para ocupar posiciones de alta responsabilidad cuando sea necesario un relevo en el Patriarcado. El Vaticano no dio a conocer el contenido de su conversación con el Papa, pero dijo que duró 20 minutos.

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