Colombia es un país reconocido por aglomerar todas las bondades geográficas, climáticas y culturales de Latinoamérica. Sin embargo, también mezcla todos los males que azotan a la región sudamericana. Según un informe de Naciones Unidas, en el territorio colombiano se unen problemas económicos, sociales y, además, fenómenos naturales que dejan en evidencia el abandono estatal principalmente en las zonas rurales. Al histórico conflicto armado se suman la desigualdad, la pobreza, la disputa de grupos criminales por el tráfico de drogas y las catástrofes medioambientales. De hecho, en 2022 ocurrieron más de 4.300 emergencias, aseguró la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU.

El anterior año fue el peor desde 2016, cuando se firmó el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC. De este proceso se esperaba que ayudará a reducir las cifras de personas en condición de vulnerabilidad o afectadas por los enfrentamientos entre grupos criminales. Al contrario de lo deseado, la situación se ha deteriorado hasta dejar a más de siete millones de personas aún con necesidades.

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Johana Gil
Pese a los esfuerzos del Ejecutivo por lograr un cese al fuego, la lucha armada por el dominio del territorio persisten en los rincones del país. En 2022, hubo un aumento de desplazamientos o confinamientos, se registraron 80.000 casos. Y más de 200.000 menores fueron víctimas directas e indirectas de los delitos de las bandas criminales. Además, fue el año con más masacres de la última década, se registraron 92 eventos que dejaron 321 muertos. Un aumento casi del 20% con relación a hace tres años.

«En Colombia se mezclan todas las crisis que tienen los países de la región, en uno solo», ha indicado el director de cooperación internacional de Cancillería colombiana, Álvaro Calderón, quién ha asegurado que «la presencia del Estado es más dispersa en zonas rurales y es un país que sigue luchando contra el tráfico de drogas». Las zonas más afectadas son la costa pacífica, los departamentos fronterizos con Venezuela y el noreste del país, donde viven una doble problemática, hay presencia de guerrilla y están en riesgo por la variabilidad climática.

En el informe también se mencionan las emergencias naturales que han asolado a los ciudadanos. Las fuertes lluvias en casi todo el país han dejado al menos 20.600 personas afectadas debido a inundaciones y deslizamientos de tierra a lo largo de este año. De hecho, desde enero, el sur de Colombia ha quedado incomunicado con el resto del país debido a un deslave de tres kilómetros. Una tragedia que ha cercado por completo a dos ciudades. Más de tres meses después, la vía sigue sin ser reparada y las condiciones de las rutas alternativas empeoran a medida que pasa el tiempo.

De cara al 2023
El difícil escenario continuará a lo largo de este año, ha vaticinado Naciones Unidas. Más de 7,7 millones de personas seguirán con necesidades humanitarias durante 2023. Por esto se ha activado una alerta internacional y se ha diseñado un plan de atención urgente. El organismo, junto a oenegés locales, pretende recolectar unos 264 millones de euros para desarrollar casi 200 proyectos y beneficiar a 1,6 millones de personas. El anterior año ya habían realizado la misma campaña, pero solo lograron el 40% del presupuesto. Las acciones de las entidades se dirigirán a los habitantes de áreas remotas y con poca oferta institucional.

La directora de la OCHA, Claudia Rodríguez, ha expresado su preocupación por la realidad que se vive en Colombia, donde la pandemia desató una crisis de la que todavía se están recuperando algunos sectores. Además, la llegada masiva de migrantes y refugiados de naciones vecinas en busca de mejores condiciones de vida ha recrudecido la inestabilidad e incrementan las cifras de población en condición de vulnerabilidad con necesidad de atención urgente.