Playa de los delfines

La Voz de Galicia, 01-08-2006

CADA semana llegan a la costa canaria, por centenares. Son el segundo problema para la población española: lo dice el CIS, que nunca se equivoca. El primero es el paro. Resulta curioso que sean las Canarias el refugio de los unos y de los otros. Los unos son los subsaharianos que se hacinan en cayucos que llevan a ninguna parte. Los otros, gallegos. Fue uno de los grande méritos, entre otros muchos, del Gobierno Fraga : la emigración masiva a las islas. Los encuentras trenzando cócteles de ladrillos al sol del mediodía, o danzando con vasos en medio de un buffet, sonriendo de animadores en las noches sin locura de los hoteles, caminando, sirviendo, currando. En una tarde cualquiera me quedo mirando al mar como si fuese el desierto. Al fondo quiero ver mi pequeño país, tan grande. Y miro sus ojos, negros y acastañados, en los ojos de los emigrantes que emigraron a Canarias. Me pregunto si los nuestros son también el segundo problema que preocupa a los ciudadanos que consulta el CIS, que nunca se equivoca. Yo, varado como una ballena en la arena, miro el mar. Una anciana me dice que antes, enfrente, nadaban los delfines. Ella, cada noche del verano, espera un cayuco lleno de hombres, mujeres, niños. Los alimenta con la mirada, con abrazos, con el pan y el agua de la solidaridad. Ya no hay delfines. Estamos ella y yo esperando una luz de amanecer, un domingo, un tiempo nuevo. Esperamos que alguien pida perdón por las lágrimas de unos y los otros. Por los subsaharianos que no tienen nada y buscan Ítaca en el dédalo de occidente. Por los gallegos canarios, que son los que me aprietan el alma mientras escribo. Sé que no es lo mismo. Pero sé también, me dice la mujer, que en esta playa ya no hay delfines. Han muerto todos. De pena

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