«Al menor que delinque hay que darle una oportunidad, o dos»

Emilio Calatayud, que impartió una conferencia en Águilas, es famoso por dictar sentencias educativas El 80% de los jóvenes que pasan por su juzgado se reinsertan

La Verdad, 01-08-2006

El juez prudente, el juez de las sentencias ejemplares o el Padrazo, son algunos de los sobrenombres que se ha ganado Emilio Calatayud, de 51 años, titular del Juzgado de Menores de Granada. Él, muy modesto, asegura que estos apodos se deben al buen trato que le han dado siempre los medios de comunicación, pero lo cierto es que las cifras y los testimonios de sus condenados lo respaldan. Cree que servir a la sociedad es la mejor forma de pagar los delitos. Sus sentencias son educativas y logran (en un 80% de los casos) el objetivo principal que busca la Ley del Menor: la reinserción. Ayudar a la Cruz Roja con los inmigrantes que llegan en pateras, patrullar con la policía, acompañar a personas disminuidas físicas o, la última ocurrencia, limpiar la fachada del juzgado, son algunos de los castigos que Calatayud ha impuesto en los últimos años.

– ¿Se siente responsable de que Granada sea proporcionalmente una de las ciudades con menor índice de delitos cometidos por menores?

– Sí, claro que sí, soy un poco responsable junto con la Fiscalía, la Policía y otra mucha gente.

– El juez de las sentencias ejemplares. ¿Cómo se siente un magistrado cuando le ponen un apodo así?

– Bien. Es una satisfacción personal. La verdad es que la Justicia de Menores es muy agradecida. Creo que uno de los defectos de la Justicia es que no ha sabido transmitir el trabajo que hace. Hay gente que reconoce que gracias a que han pasado por ella han salido adelante, y es una satisfacción muy grande.

– Usted era algo gamberro y su internamiento en un colegio con fama de correccional parece que lo metió en vereda. ¿Se cree usted un ejemplo de que un joven delincuente puede cambiar y entrar en el buen camino?

– Hoy día sí que sería un delincuente porque quién no comete un delito; todo es delito. Realmente lo que pasa es que los chavales son inmaduros y moldeables, para lo bueno y para lo malo. ¿Quién con 14, 15 o 16 años no comete barbaridades o locuras?. El tema es dar oportunidades y buscar el motivo de por qué se producen estos hechos. Yo creo que todos los menores merecen una oportunidad, o dos.

– ¿También cree en la reinserción del menor en un caso tan sangrante como el que sucedió en Murcia, el del asesino de la catana?

– Sí. Hombre este chaval parece que esta diagnosticado como un psicópata, entonces la cosa cambia, pero yo le puede decir que he juzgado alrededor de 28 asesinatos u homicidios y unos 7 están llevando una vida perfectamente normal. Hay casos y casos, pero hay muchos que salen para adelante. A veces es mucho más delincuente un pequeño chorizo que comete muchos robos que una persona que en un momento determinado ha matado, pero este delito genera más alarma social. Siempre tenemos que creer en la posibilidad de un cambio y nunca dar por perdido un caso.

– ¿Cree que los jueces de menores deberían estudiar además de Derecho, Pedagogía? Estar más especializados…

– Lo importante es tener un buen equipo de profesionales que te asesoren y que ese equipo crea en la posibilidad de éxito que tiene esta ley. Lo fundamental en un juez es creer en la ley que aplica. Además, el secreto del éxito es dictar medidas largas para que se pueda hacer un buen seguimiento del menor.

– Alguna sentencia de las llamadas ejemplarizantes que destacaría…

– Ahora ya dictamos muchas de ese tipo pero la que más me gustó al principio fue la de un chaval que condené a estar 200 horas con los tetrapléjicos. Esa fue la primera y nos abrió muchas puertas. Actualmente tenemos unos 800 chavales con ese tipo de medidas. Últimamente estoy dictando una que es la de lijarme la fachada del juzgado para los niños bien que comenten daños en los bienes urbanos y la verdad es que está dando muy buen resultado porque me tienen la fachada hecha un primor.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)