El municipio, al igual que otras muchas localidades vascas, se encuentra tomando parte en la iniciativa Oporrak Bakean, a través de la cual se traen en verano niños saharauis para que no sufran en la dureza del desierto las altas temperaturas que se dan en los campamentos de refugiados. Una iniciativa que se vio cortada en el periodo marcado por la pandemia, pero que ahora se retoma con fuerza. Hay que recordar que antes de la llegada de la pandemia unos 6 menores saharauis, por medio de este programa, pasaban dos meses en verano en Lasarte-Oria.

Ahora está abierto el plazo para poder participar en este programa de acogida y las familias interesadas pueden ponerse en contacto con oporrakbakean@gmail.com o el teléfono 696 014786.

La intención que se tiene desde Oporrak Bakean en Euskadi es que sean unos 300 niños saharauis los que lleguen para participar en la iniciativa.

Entre los beneficios que la estancia puede aportar a los menores saharauis está el que mejoran su estado de salud gracias a la alimentación y a las revisiones médicas, conocen una realidad diferente a los campos de población refugiada y realizan nuevas actividades, imposibles de hacer en su lugar de residencia, mejorando sus capacidades personales y oportunidades de futuro. Además de ello, el programa también ofrece la posibilidad de aprender una nueva lengua, hacer nuevas amistades con quienes mantienen una relación duradera y tienen una segunda familia, la primera en el Sáhara y la nueva en Euskadi.

Pero entienden que también ofrece beneficios a la familia vasca de acogida: Disfrutan de un verano inolvidable con un miembro más en la familia, tienen la oportunidad de viajar a los campamentos para conocer a la familia del niño que han acogido y pasan a tener una segunda familia en el Sáhara, los menores de las familias vascas aprenden a gestionar la diversidad y fomentar valores como la solidaridad y la empatía, conocen una realidad diferente y conviven con una nueva cultura, descubren una nueva forma de afrontar las situaciones de la vida y aprenden a relativizar los problemas, «además de que conocen de primera mano la situación del Pueblo Saharaui y se convierten en portavoces de su injusta situación» señalan desde la organización.