Ayudar a los inmigrantes
Las Provincias, 31-07-2006Y con la expresión
ayudar a los inmigrantes
me estoy refiriendo a una obligación moral prioritaria, y no a una acción social graciable. No debemos ayudar a los inmigrantes como si fueran acciones que surgen de una actitud más o menos benevolente; hemos de ayudar a los inmigrantes porque así lo exige la justicia, porque es un deber de la sociedad ante unos hechos que reclaman una respuesta justa.
A veces da la impresión por lo que se ve y se oye de que los inmigrantes que llegan a nuestras costas fueran los culpables de esa llegada ilegal y masiva. En efecto, quienes llegan en pateras o saltan las vallas de la frontera son los inmigrantes; pero ellos, quienes se juegan la vida para llegar, no son los culpables del hambre y de la miseria de sus países, de la ausencia de los derechos humanos más elementales, de la falta de esperanza de una vida digna de ser llamada humana.
Y en bastantes ocasiones la sociedad a la que llegan, la nuestra, la sociedad española, les paga con las tareas despreciadas por los demás, y les paga con salarios de escándalo aun cuando estén legalizados y tengan permiso de trabajo. ¿A quienes están sin legalizar y
vagan
literalmente vagan por nuestras calles y campos intentando sobrevivir? Porque es verdaderamente dura la vida de quienes no han sido expulsados pero sí
arrojados
también literalmente a su suerte.
No es suficiente con acciones de misericordia o de caridad; son necesarias las acciones provenientes de la justicia. ¿Cuáles? Si se les niega la regularización, la justicia exige que no se les empuje a una mayor miseria y hasta a delinquir para sobrevivir. Si se les devuelve a sus países, la justicia exige que se haga un esfuerzo para lograr un mayor desarrollo social y económico; porque no se les puede devolver a una situación indigna para justificar el cumplimiento de unas normas.
El tema de la inmigración exige una concienciación social fuerte y rápida. Los inmigrantes los ilegalizados y los regularizadosestán entre nosotros porque pretenden una vida digna de ser calificada de humana. Ellos no son culpables de no haber encontrado la esperanza de un futuro mejor en sus países de origen. No les tratemos como culpables de estar entre nosotros. Seamos conscientes de que debemos ayudarles por obligación moral, por justicia.
(Puede haber caducado)