Inmigración

4 años y 9 meses de prisión para dos policías que dieron una paliza a un migrante en Gran Canaria

Los hechos se produjeron en enero de 2011 en Mogán, donde los acusados agredieron de forma reiterada y grave a un inmigrante que se dedicaba a la venta ambulante

ABC, Laura Bautista, 21-03-2023

La Sala Penal del Tribunal Supremo ha condenado a 4 años y 9 meses de prisión y 9 años de inhabilitación absoluta a dos policías locales de Mogán (Gran Canaria) por delito de tortura por agredir de forma reiterada y grave a un inmigrante que se dedicaba a la venta ambulante, en enero de 2011 en dicha localidad.

El Supremo ha confirmado los delitos de tortura, en su modalidad de atentado grave a la integridad moral, y de lesiones, que fueron apreciados por la Audiencia de Las Palmas pero ha reducido la pena, que en primera instancia fue de 7 años y 6 meses de prisión, al apreciar la atenuante de dilaciones indebidas como muy cualificada, con rebaja de la pena en un grado al durar el procedimiento diez años hasta la sentencia de la Audiencia.

El alto tribunal ratifica todas las responsabilidades civiles, que implican que los dos acusados deberán indemnizar conjunta y solidariamente a la víctima en 20.745 euros por las lesiones causadas, 2.936 euros por las secuelas y 20.000 euros por daño moral. Con responsabilidad civil subsidiaria del Ayuntamiento de Mogán.

La declaración de la víctima se apoyó además con el testimonio de testigos visuales, cámaras de grabación y el informe pericial médico de las lesiones, y supone además de la condena e indemnización la inhabilitación absoluta de los agentes ya que «actuaron en el ejercicio de sus funciones y en la dependencia funcional del Ayuntamiento».

Se tambaleaba de dolor
Sobre las 21.40 horas aproximadamente del día 8 de enero de 2011, los acusados en su calidad de agentes de la policía local de Mogán y estando en el momento de los hechos vestidos de paisano golpearon a la víctima, inmigrante de origen senegalés, que se encontraba en la planta superior vendiendo collares en la terraza de un restaurante. Los acusados, que no se identificaron como agentes de la autoridad, habían agredido días antes a un familiar de la víctima, por lo que sintió miedo por su integridad y salió corriendo, lo que inició una persecución por el centro comercial. Uno de ellos le puso una zancadilla y tras caer éste al suelo, le propinó dos fuertes patadas y un puñetazo, colocándose a continuación encima para inmovilizarlo, lo sacó a rastras del establecimiento y golpeándole fuera de la terraza con porras u objetos contundentes.

Los golpes le rompieron el brazo a la víctima, que sufrió también cómo le lanzaron violentamente contra el suelo, mientras el perjudicado gritaba de dolor y pedía auxilio a la gente que se hallaba presente por las inmediaciones. Una vez reducido y maltrecho por los golpes recibidos, los encausados le esposaron la mano derecha con grilletes y de forma conjunta lo arrastraron a la fuerza entre los dos, agarrándolo del brazo y tirando del cinturón, dándole más golpes en el trayecto.

La víctima se tambaleaba por el dolor y pidió auxilio a todas las personas presentes, suplicando a gritos que llamaran a la Guardia Civil, pero eso no detuvo a los agentes que siguieron pegando al detenido en dependencias policiales. Sufrió heridas consistentes en fractura cerrada de cúbito izquierdo, contusión de pared torácica y contusión con abrasión frontal que requirieron para su curación, además de una primera asistencia facultativa, una cirugía y tratamiento rehabilitador que le dejaron una cicatriz quirúrgica de unos diez centímetros en antebrazo izquierdo. Se le tuvo que colocar una placa con cinco tornillos en el cúbito izquierdo y sufre una limitación en la flexión del codo izquierdo.

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