Como ya avanzó este periódico, el número de migrantes en tránsito a su paso por Irun se ha reducido en un 20%, con un total de 6.253 personas atendidas el año pasado. Pero en medio de ese paulatino descenso de flujos emerge una realidad creciente, la de uno de los colectivos más vulnerables: el millar de mujeres que han pasado por el recurso de Hilanderas en Irun, según recoge el balance de actividad de 2022 presentado este miércoles.

“La llegada de mujeres ha dejado de ser algo puntual”, han confirmado a este periódico fuentes del Gobierno Vasco, que ponen el acento en el medio centenar de migrantes que durante estos últimos meses viajaba con menores a su cargo. “No quiero, ni puedo imaginar el sufrimiento de estas mujeres en su viaje. Una travesía dura, cruel y violenta para todas las personas, pero especialmente para las mujeres”, ha remarcado Nerea Melgosa.

La consejera vasca de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales se ha estrenado al frente de la Mesa de Coordinación Interinstitucional para la Atención Urgente a Personas Migrantes en Tránsito, que ha celebrado hoy en Irun su reunión anual en la que Cruz Roja ha presentado el balance de actividad de 2022. En concreto, son 1.063 las mujeres que han pasado por el recurso de Hilanderas I de Irun, que forma parte de un programa del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

“Todas las personas merecen un trato humano y cercano, un poco de calor, de empatía y de cariño; pero estas mujeres lo necesitan más”, ha incidido la consejera, que ha visitado los dos centros de la localidad fronteriza para personas migrantes en tránsito, el de Hilanderas I, y el nuevo recurso financiado por el Gobierno Vasco habilitado desde el año pasado, un local de refuerzo que suple la baja del albergue de peregrinos.

El compromiso del tercer sector
Una realidad, la de las mujeres migrantes, que se ha podido constatar recientemente en la novena misión del Aita Mari. Lo que ocurre en el Mediterráneo central acaba teniendo su correspondencia en el paso fronterizo de Irun, y en las dos operaciones del barco de rescate humanitario se ha puesto a salvo a 22 mujeres, al menos tres de ellas embarazadas, y una quincena de niños de corta edad.

El incremento del flujo de llegadas registrado en verano de 2018 evidenció la necesidad de dar una respuesta “ordenada, rápida y eficaz” en la atención de la migración en tránsito. El Gobierno Vasco impulsó entonces la Mesa de Coordinación Interinstitucional para la Atención Urgente a Personas Migrantes en Tránsito, que se ha reunido este miércoles para ratificar el Plan de Contingencia aprobado.

Melgosa ha puesto en valor el compromiso de este tipo de entidades y agentes del tercer sector social de Euskadi, “sin su trabajo nada de esto sería posible”. La consejera ha tenido unas palabras de recuerdo hacia Ibrahim Diallo y Abderramán Bas, los dos jóvenes que perdieron la vida el año pasado intentando cruzar el río Bidasoa. “Sus muertes deben remover conciencias”, ha expresado.

El senegalés Diallo, de 24 años, falleció ahogado en aguas del río Bidasoa el pasado 12 de marzo. Bas, de Ginea Conackry y con 25 años recién cumplidos, se convertía el 18 de junio en la novena víctima. Dos nombres que se sumaron a una lista negra que comenzó a escribirse en el fatídico 2021, con siete personas ahogadas a partir del mes de abril, junto a otras tres arrolladas en Ziburu.

Una tragedia que comenzó el 18 de abril de 2021, cuando fue hallado el cuerpo sin vida del joven eritreo Tessfit Temzide, que se había quitado la vida junto al río. “La migración en tránsito es una realidad estructural que requiere de respuestas estructurales. Y mientras el viejo continente no recupere su espíritu humanitario con la creación de corredores seguros, seguiremos necesitando recursos como Hilanderas”, ha indicado la consejera en un encuentro con los medios de comunicación previo a la reunión de la mesa de coordinación.