¿Eres 'woke'?

Este polémico movimiento nació en los años 30 contra la discriminación racial y hoy día se usa como insulto para definir lo radical

Diario Vasco, Julia Fernández Julia Fernández, 16-03-2023

¿Es usted ‘woke’? No conteste todavía. Seguro que ha oído la palabra un montón de veces en los últimos meses, pero es uno de esos términos trampa. Hace unas semanas, el inefable Elon Musk la utilizaba al aludir a ChatGPT. El archimillonario, al que le encantan los jardines (al menos los figurados), cree que este sistema es demasiado de izquierdas y busca ahora crear otro que le haga la competencia.

Casi al mismo tiempo, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, aprobó una ley que quitaba a Disney privilegios históricos de autogobierno. ¿La razón? Que la compañía de entretenimiento se había vuelto demasiado ‘woke’: había dejado de hacer donaciones al estado tras otra ley de DeSantis que prohibía que las escuelas enseñaran a los niños pequeños sobre identidad de género.

Visto esto, parecería que ya sabemos de qué pie cojea lo ‘woke’, pero esperen. El octubre pasado, Barack Obama criticó a su propio partido por ello. Bueno, realmente lo que dijo es que algunos congresistas demócratas se habían convertido en unos aguafiestas. Una posición a la que se unió otra diputada, Tulsi Gabbard, que dejó la formación al considerar que estaba «controlada por una camarilla elitista de belicistas alimentada por un ‘wokismo’ cobarde que nos divide».

«Lo ‘woke’ tiene muchas aristas», confirma a la vista de los ejemplos Javier Martín Merchán, profesor de la Universidad Pontificia Comillas. Y algunas suponen un deriva hacia la crispación e, incluso, el revanchismo. Pero no nos adelantemos. Lo ‘woke’ nació en los años 30 en el sur de Estados Unidos y definía el despertar (‘woke’ viene de ‘wake’, que significa precisamente eso) de un grupo de gente ante los problemas racistas que existían. Y así creció durante las décadas de los 40, los 50 y los 60. «Martin Luther King lo utilizó en algunos de sus discursos», ahonda el docente.

El movimiento ‘Black Lives Matter
El término se ’recuperó’ de nuevo (y explotó) en 2013 y lo hizo de la mano de la iniciativa ‘Black Lives Matter’ (BLM), que se podría traducir como ‘las vidas negras importan’. Ese año, un vigilante de Sandford (Florida) mató a Trayvon Martin, un estudiante afroamericano de Secundaria, tras un altercado. El joven estaba desarmado, pero el juez que revisó el caso absolvió al autor del disparo, lo que indignó a la comunidad negra y dio lugar al movimiento BLM. Al año siguiente, dos nuevas muertes reavivaron el fuego y el término inundó las redes y la vida social de medio mundo.

En 2017, con el escándalo del #MeToo (diferentes artistas acusaron al productor Harvey Wienstein de acoso y abusos sexuales), lo ‘woke’ se tiñó de morado. Y ese mismo año, el Diccionario de Oxford, toda una referencia, añadió un nuevo significado a la palabra: «Estar consciente de temas sociales y políticos»… y no solo de racismo.

Cinco años después, el término ha penetrado en muchos más asuntos. Trasciende la raza y el sexo. «Es una amalgama de creencias y valores con un fuerte punto crítico, pero no es una ideología como tal», define Martín Merchán, politólogo y experto en Relaciones Internacionales.

- ¿Ser ‘woke’ es ser de izquierdas?

- Es cierto que solo pensamos en movimientos de este signo, radicales, excesivos, idealistas. Pero no, no es esto.

O al menos no es solo esto. Lo que sí tiene es un componente de defensa de lo que se consideran «identidades precarizadas». En sus inicios, «se defendía a los negros, que eran discriminados». Ahora, el objetivo está en las «minorías sexuales, la comunidad LGTBI, los trabajadores precarizados, las mujeres…».

El riesgo de la cancelación
En la teoría no suena mal, pero… también se ha convertido «en un insulto de la derecha a la izquierda y al revés». ¿La razón? Su unión casi indivisible con lo que se llama cultura de la cancelación, es decir, ese fenómeno que consiste en retirar el apoyo, ya sea moral, financiero, digital e incluso social a aquellas personas u organizaciones que se consideran inadmisibles. ¿Ejemplos? Los hay a patadas. Kim Kardashian, por ejemplo, los sufrió con su firma de fajas: las llamó Kimono y en Japón se sintieron ofendidos. Las críticas fueron de tal calibre que la ‘socialité’ tuvo que cambiar el nombre.

«Lo ’woke hace énfasis en el castigo, en la humillación a quién se sale de lo que se defiende»
Javier Martín Merchán

Profesor de la Universidad Pontificia Comillas

«La cultura de la cancelación es una consecuencia de lo ‘woke’, nace de ello», apunta Martín Merchán. Y puede ser muy cruel. La presentadora de la edición británica de ‘La isla de las tentaciones’, Caroline Flack, se suicidó en febrero de hace tres años tras sentirse fuertemente señalada y criticada por denunciar a su pareja, el tenista Lewis Burton por maltrato. «Lo ‘woke’ hace énfasis en el castigo, en la humillación de quien se sale de lo que se defiende», apunta el docente. Es un movimiento donde el perdón no existe: de ahí también que Disney sancione a DeSantis y viceversa. «Es revanchista».

- ¿Esto tiene su traslado a nuestro país?

- Es cada más frecuente, pero aquí no hablamos tanto de ‘woke’. Al ser un anglicismo, llega menos. Es más difícil usarlo como arma política.

- ¿Cuál sería el término más cercano?

- Sería lo ‘progre’ o lo ‘pijo progre’.

El uso que se le da es «muy a la ligera, pero no sabemos lo que es exactamente. Estamos exportando algo que no se adapta. En España, la cuestión racial, que ese es el origen, nunca ha sido tan importante».

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