La prostitución se burla de la ordenanza cívica en las calles del Raval y en la ronda Sant Antoni

Los travestis venden sexo en los aledaños de la Iglesia de Santa Mónica al

La Razón, 30-07-2006

Barcelona – Fieles a la imagen tradicional, con mini faldas y tops
ajustados; transgresoras, con tejanos, o «lolitas», con vestiditos cortos
de tirantes, las prostitutas pasean sus modelos por las calles del Raval.
Seis meses después de la entrada en vigor de la ordenanza de civismo, las
calles de Barcelona no han borrado las imágenes que la normativa pretendía
hacer desaparecer del paisaje local. La ordenanza, que permite multar a
las prostitutas y a sus clientes, no ha conseguido erradicar este
fenómeno. La presión inicial de la Guardia Urbana y de los Mossos
d’Esquadra se ha disipado y con la llegada del verano, la presencia de la
prostitución en las calles del viejo barrio Chino ha aumentado.
   El callejero del sexo. Desde enero, que entró en marcha la ordenanza,
el Ayuntamiento ha impuesto más de 2.000 multas por ejercer la
prostitución en la calle, una cuarta parte a clientes. Pero el temor a un
sanción económica que oscila entre los 120 y los 750, cuando las
prostitutas que se venden en la calle alteran la convivencia, y entre
1.500 y 3.000 euros, cuando lo hacen a menos de 200 metros de una escuela
o mantienen relaciones sexuales en la calle, no intimida a las prostitutas.
   Un paseo el viernes por la mañana por la callejuelas del Raval da fe de que
la ordenanza, a la hora de frenar la prostitución en las calles del centro
de la ciudad, es un fracaso. Viernes 27 de julio, a mediodía empieza la
ruta del sexo callejero en la esquina de Ramblas con Nou de la Rambla. El
concejal del PP, Alberto Villagrasa, advierte de que por la mañana la
oferta sexual en las calles de Ciutat Vella es menor que cuando se pone el
sol. La noche es más canalla en estas calles que el día. «De noche en la
calle Hospital, cerca de la Iglesia Santa Mónica, travestis, con menos
glamour que los del campo del Barça, ofrecen servicios de prostitución»,
asegura el concejal vecino del barrio. De día esta calle es un hervidero
de gente trabajadora y turistas.
   Por contra, en la calle San Ramon
la prostitución no descansa. A mediodía una decena de chicas del este
buscan clientela. Sentada en el peldaño de un portal, una gitana de origen
español controla a las chicas que se dispersan a lo largo de la calle,
hasta Sant Pau.
   En Sant Pau una vecina, que prefiere no publicar su
nombre, se queja al concejal de los problemas que genera un grupo de
«yonquis» en la zona. En la misma calle, una patrulla de Mossos d’Esquadra
toma declaración a un vendedor al que le han intentado robar en su tienda.
   En la calle Robadors huele a basura. La culpa la tiene un montón de bolsas
y cartones que se apiñan en una esquina bajo un sol de justicia. El mal
olor no ahuyenta a las prostitutas que trabajan en esta calle, un grupo de
chicas subsaharianas. En la Rambla del Raval, la Guardia Urbana está
cacheando a un chaval que parece haber robado un bolso.
   Al llegar a
la ronda de Sant Antoni grupos de prostitutas tratan de seducir a los
viandantes en cada esquina, desde la ronda de Sant Pau, hasta la calle
Pelai. En el cruce con Riera Alta, Villagrasa denuncia que la presencia de
prostitutas a media tarde es un «escándalo». En la plaza Pes de la Palla,
cuatro «chicas» se mueven entre unos niños que juegan mientras sus madres
charlan tranquilamente. En este punto, siempre ha habido prostitución
aunque «las mujeres de antes eran más discretas», asegura un comerciante
de la zona. «Las chicas que hay ahora, muchas de países del este, son muy
descaradas. Incluso, yendo con mi mujer me han dicho si quiero sexo. Es
una vergüenza» se queja. La vida sigue igual con la ordenanza.
   >El Ayuntamiento de Barcelona aprobó en enero la ordenanza de civismo que
sanciona el ejercicio de la prostitución en la calle con multas de 120
hasta 3.000 euros.
   >Desde entonces, ha impuesto cerca de 2.000
denuncias por ejercer la prostitución en las calles de Barcelona, una
cuarta parte a clientes.
   >Las sanciones no intimidan a las
prostitutas que continúan trabajando en calles del Raval como Sant Ramon,
Robadors y en la ronda Sant Antoni .
   >Junto a la ordenanza se puso
en marcha una agencia para abordar el trabajo sexual, que ofrece cursos
formativos y recursos a prostitutas que abandonen la calle. Por ahora,
once mujeres reciben formación.
   
   

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)