«Una valla en el mar o llamar a la gente 'ilegal' no es el futuro»

Vellisca ha impartido varias clases en la localidad de Basauri sobre inmigración

El Correo, 30-07-2006

Asegura que el rechazo que a veces provoca la inmigración viene motivado en la mayoría de los casos por «un miedo irracional». Incluso por el desconocimiento. Para erradicar estos temores, Óscar Vellisca, que trabaja como abogado en el servicio de Inmigración de Heldu, ha impartido de manera reciente varias clases de formación sobre esta misma materia. El seminario estuvo dentro del curso de Cooperación al Desarrollo que cada año organizan el Ayuntamiento de Basauri y Unesco Etxea.

– ¿Estamos preparados para convivir con inmigrantes?

– En el País Vasco aún no se ha dado un proceso fuerte de inmigración como en otras zonas de España. Por eso, como yo digo, nos falta todavía hacer la prueba del algodón en este campo, aunque soy bastante optimista.

– Lo difícil será la integración?

– Pues yo creo que los inmigrantes se integran en esta sociedad con mucha mayor facilidad de lo que pensamos.

– ¿Y por qué cuesta a veces aceptarlos?

– En la mayoría de los casos es por miedo a lo desconocido.

– Pero también suele afectar la asociación que existe entre inmigrante y delincuencia.

– Las imágenes de la televisión o los titulares de prensa nos llevan a pensarlo. Parece que cualquier rumano es un atracador o que un senegalés tiene que venir siempre en patera. Supongo que las generaciones futuras, al convivir desde pequeños, no tendrán tantos reparos.

– Usted trabaja a diario con personas inmigrantes, ¿ellas desean integrarse?

– Por supuesto, aunque también les cuesta asimilar el choque de culturas con el que se encuentran al llegar a aquí. De todas formas, este colectivo busca conseguir un futuro mejor al que han dejado en sus países de origen. Es una lotería un poco primitiva eso de que según donde hayas nacido podrás vivir con unos derechos. Parece que si naces en una parte del mundo desafortunada te tienes que quedar sin ellos.

Postura egoísta

– ¿Es cuestión de educación?

– Por supuesto, de educación y de hacer unas políticas públicas consensuadas entre los ciudadanos ‘autóctonos’ y los inmigrantes. Tenemos que convencernos de que el futuro no es poner una valla en el mar, ni despojar a unas personas de sus derechos y llamarles ‘ilegales’. Los actos son ilegales, no la gente.

– ¿Solución?

– Pasa por el respeto, la idea de que podemos convivir todos juntos y enriquecernos los unos de los otros.

– Pero mucha gente piensa que todo esto también traerá algunos inconvenientes.

– Me parece una postura demasiado egoísta, ellos vienen a trabajar y contribuyen a impulsar la economía, garantizar la continuidad de la Seguridad Social, rejuvenecer la población…

– Todo el mundo no lo cree…

Hoy en día existe mucha hipocresía. Que levante la mano quien no es inmigrante o hijo de inmigrantes aunque sea dentro del propio Estado.

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