Ucrania, año 1
Salvo un difícil acuerdo entre potencias, queda guerra hasta que las partes busquen una salida digna y puedan conformarse con un éxito relativo
Diario Vasco, , 02-03-2023Desde la perspectiva occidental la guerra ha provocado un Occidente más unido, pero también más solo, con una mayor división entre Occidente y el resto; con una frase que ha hecho fortuna y lo resume: ‘The west and the re’. La invasión ha supuesto un juicio moral por parte de Occidente no compartido por los Estados que representan a una mayoría de la población. Existe un mundo occidental, vertebrado en torno al mercado y la renacida OTAN, que tiene la democracia como referente, pero existe también otro, al que los cantos de sirena de la democracia no seducen tanto, que agrupa a países poblados que ahora pueden tener en China un modelo alternativo de desarrollo. En todo caso, también es cierto que muchos Estados están en esperar y ver, antes de definirse.
Desde la perspectiva europea, cabe felicitarse por que Europa ha tenido, por vez primera, lo más parecido a una política exterior común. La botella puede verse más vacía si nos preguntamos por eventuales fisuras en la unidad en el próximo invierno o nos planteamos lo que habría ocurrido si, en vez de hacer este viaje con nuestros amigos americanos, hubiéramos tenido que hacerlo solos, porque Europa es un actor económico de primer orden, pero solo un actor menor en lo geopolítico. Cabe afirmar una mayor cohesión de la UE, pero acompañada de una mayor dependencia de EE UU, lo que reduce su margen para la autonomía. Otra derivada de la guerra, que nos afecta de lleno, es que la UE desplaza su centro de gravedad hacia el este y el sur europeo es cada vez más periférico.
España ha sido generosa al recibir a 170.000 refugiados, con 40.000 niños escolarizados
En cuanto a España, su reacción se enmarca en la europea y, quizás, lo más relevante ha sido su generosidad al recibir a 170.000 refugiados ucranianos, con 40.000 niños escolarizados. Tal vez se ha echado de menos una mayor reflexión sobre lo ocurrido en Alemania, tradicional aliada del alma rusa que, tras buscar en el comercio la forma de embridar al oso ruso en Europa, acaba sintiéndose engañada por Putin. Desde la perspectiva china, el asunto refuerza su unidad de acción con Rusia, pero todos los expertos alertan de que sus intereses no son idénticos y que sus relaciones albergan también problemas. Conviene seguir la prevista visita de Xi a Moscú, pero tampoco le viene bien una guerra larga. Otra cosa es que, a China y también a India, les vaya bien comprar con descuento los hidrocarburos rusos que Europa ahora rechaza.
Desde la perspectiva rusa, las sanciones económicas no generan aún un gran efecto porque todo el país y su economía están en modo guerra. La reducción del PIB no es tan crítica y no se ve hoy una población rebelde porque la cuestión del relato es relevante: Occidente tiene uno que no acaba de llegar y el ruso, que ya no niega la guerra, sino que endosa su causa a Occidente, rememora una Rusia invencible y sigue triunfando en su casa. Lo que sí parece importante es que Putin no habla ya de una victoria militar, sino de un éxito estratégico por haber contenido a Occidente.
Finalmente, para los ucranianos, protagonistas a su pesar, no parece haber marcha atrás y lucharán hasta el final porque ceder es desaparecer. Dependerá mucho de Europa, porque nos queda otro invierno y habrá que ver cómo aguantamos el frío, la inflación y la tensión alimentaria. Llueve sobre mojado, porque las derivadas de la invasión han puesto en evidencia nuestra debilidad energética y la alerta naranja de la elevada deuda pública, porque la enorme barra libre de liquidez ha tenido tres entregas sucesivas: crisis de 2008, edición especial pandemia y una tercera entrega para compensar los efectos de la invasión. Todo eso que ahora se llama fatiga de la guerra y paciencia estratégica y que se reduce a ver cómo administramos el conflicto entre valores e intereses. Los expertos recuerdan que Europa no está preparada para una guerra larga ni desde el punto de vista económico ni militar.
En cuanto a los escenarios de salida, las partes buscan ganar tiempo y conseguir la mejor situación posible para acabar la guerra. Ni ha sido un paseo militar para Putin ni va a ser una contienda corta. Se anuncia una ofensiva rusa y una contraofensiva ucraniana. Iremos viendo idas y vueltas. Crecen los tanteos diplomáticos para lograr la paz que no resulta fácil cuando ni el invasor la invoca ni el invadido está dispuesto a aceptar algo que no sea volver a las fronteras previas a 2014.
Existen acuerdos de canje de prisioneros y avanzadillas para la paz, entre las que destaca el anuncio esperado de la iniciativa china. Todo dependerá de cómo puedan encajar los objetivos no coincidentes, porque el grupo de Bucarest busca una derrota severa de Rusia que le quite las ganas de repetir la aventura, mientras al resto le puede valer una paz débil, con un Donbás neutralizado y una Crimea rusa. Desgraciadamente, salvo un difícil acuerdo entre potencias, parece que queda mucha guerra hasta que, agotadas, las partes busquen una salida digna para todos, cuando les pueda bastar presentar un éxito relativo.
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